La Plaza de Colón, por su ubicación estratégica, tan cercana a la zona histórica de Salamanca, es un lugar de paso habitual para salmantinos y turistas. Por todo ello, podría ser un entorno de descanso idóneo, de no ser por lo descuidado que se encuentra el lugar, donde estos días es difícil encontrar un banco sin suciedad donde hacer una pausa.
La gran mayoría de los que se encuentran en la zona interior están cubiertos de lo que parecen excrementos de aves y otros restos orgánicos, mientras que el banco corrido, también de piedra, que rodea parte del recinto tiene amplias zonas ocupadas por vegetación, lo que también imposibilita su uso.
A ello se suma el mal estado del césped, con varias zonas ‘peladas’, y la enorme cantidad de deyecciones de pájaros que cubren con múltiples manchas blancas gran parte de la vegetación.
Hay, además, plantas secas, y otros desperfectos de que los que el Ayuntamiento de la ciudad sigue sin hacerse cargo, como la falta de una porción de césped artificial en la zona de aparatos biosaludables o las pintadas en la cubierta de la luz que ilumina la estatua de Cristóbal Colón, inaugurada el 9 de septiembre de 1893 y creada el escultor zamorano Eduardo Barrón.


































1 comentario en «Si la estatua de Colón pudiera hablar…»
La vida sigue igual