Aunque el día estaba desapacible, los salmantinos quisieron cumplir la tradición de visitar a sus difuntos en el cementerio de Salamanca.
Las inclemencias meteorológicas redujeron ostensiblemente la afluencia de ciudadanos al camposanto, y quienes decidieron ir, pese a la lluvia, este año tuvieron que llevar paraguas y flores.
Fotos: Pablo de la Peña




















