Desde hoy, la aerolínea de bajo coste Ryanair solo aceptará tarjetas de embarque digitales. Con esta medida, los pasajeros ya no podrán descargar e imprimir el billete físico para acceder a sus vuelos.
La compañía, que había retrasado ligeramente la implementación de la medida para asegurar una «transición fluida» tras el periodo vacacional, ahora exige a sus clientes usar la tarjeta de embarque generada exclusivamente a través de su aplicación móvil “myRyanair” durante el check-in.
Ryanair defendió la decisión asegurando que sigue el ejemplo de otras industrias de eventos y que busca ofrecer una experiencia «más rápida, inteligente y sostenible». Según la directora de marketing, Dara Brady, casi el 80% de sus clientes ya utilizaba el formato digital, que además facilita el acceso a funciones premium como la información de vuelo en tiempo real y las notificaciones directas en caso de incidencias.
Amenaza con más recortes de plazas en España
En paralelo al anuncio digital, el consejero delegado de la aerolínea, Eddie Wilson, advirtió sobre la posibilidad de nuevos recortes de capacidad en los aeropuertos regionales de España para la temporada de invierno 2026-2027.
Wilson criticó duramente a Aena y sus tarifas, asegurando que el modelo aeroportuario español está «roto» y que, salvo Madrid, Barcelona y Baleares, el resto de aeródromos «están vacíos».
El directivo avanzó que el «próximo invierno pinta mal» y que el recorte de plazas es «inevitable porque no están haciendo nada con los precios». Esta amenaza se suma a los tres millones de asientos ya eliminados desde el verano de 2024.
La compañía ha estado en el centro de la polémica recientemente por la suspensión de rutas clave para este invierno, incluyendo la eliminación de vuelos desde Tenerife Norte y Vigo hacia destinos como Zaragoza, Asturias y Vitoria. También cerrarán su base de dos aviones en Santiago de Compostela.
En total, Ryanair ha anunciado la supresión de un millón de plazas para otoño e invierno —cerca de 600.000 en aeropuertos peninsulares y 400.000 en Canarias—, las cuales serán desviadas a otros países como Italia y Marruecos.
«Estamos comprometidos con España. El problema es que el Gobierno no parece estarlo. No están comprometidos con sus aeropuertos regionales», sentenció Wilson.





















