Glenda y Joris decidieron vivir en un contenedor marítimo de 48 metros cuadrados que compraron por menos de 10.000 euros en la localidad belga de Zemst. Es algo temporal, un plan provisional mientras termina el arreglo de su casa, pero parece que la cosa va para largo…
Es el medio belga HLN el que cuenta su historia, y detalla que, tras vender su vivienda en 2024, adquirieron una casa antigua que necesita un buen lavado de cara. Así que, de manera provisional, se mudaron al contenedor con sus dos hijos de 4 y 8 años, y crearon un hogar que llaman Bluey -en referencia a su color azulado- con cocina, salón, baño y un dormitorio para toda la familia.
El principal problema es la factura de la electricidad, que se ha disparado para ellos porque, si no quieren pasar frío en invierno ni calor extremo en verano, necesitan alimentar calefactores y aparatos portátiles de aire acondicionado que llegan a sumar al mes hasta 2.100 euros (comenzaron pagando 250).
Pese a las dificultades, la familia vive la experiencia como una aventura compartida llena de retos, según explican a HLN. Todavía les queda un buen puñado de meses en su casa-contenedor, pues su vivienda definitiva no estará reformada hasta 2027. La familia difunde su experiencia a través de su cuenta de Instagram, donde van publicando vídeos sobre los avances en la reforma de su futura casa, en la que también sus hijos colaboran.
