José María Francia consiguió que los barrios de Salamanca tuvieran su centro de salud, haciendo de la ciudad una de las primeras en solucionar los déficits en atención primaria que sufría España.
Dos nuevos centros de salud se añadieron a la lista, el de Canalejas, que ocupó el antiguo consultorio de la Obra del 18 de Julio, y el de Garrido Norte, en la Chinchibarra. Este último recibió el nombre de un médico excepcional, Sisinio de Castro, catedrático de Patología General. En ese centro he trabajado desde su inauguración. Amplio y con excelentes dotaciones de material y personal, atiende la extensa barriada de Garrido Norte.
Quiero terminar este epígrafe de mis memorias dedicadas a la salud haciendo mención a dos presidentes del Colegio Oficial de Médicos de Salamanca: Ángel Zamanillo y Manuel Gómez Benito. Zamanillo fue profesor y amigo, al que los salmantinos debemos sus muchos desvelos por la Universidad de Salamanca desde su cargo de presidente del Consejo Social, y por sus aportaciones parlamentarias en el senado.
Formó parte de la candidatura progresista conjunta entre el PSOE, Partido Comunista y la Democracia Cristiana, la denominada Botón Charro: Castro, Pinedo y Zamanillo. Fue el único de los tres en ocupar escaño en las elecciones constituyentes. Conocido antifranquista, supo granjearse la amistad de cuantos llegaron a conocerle, fueran de derechas o de izquierdas. Buen clínico, ocupó la presidencia del Colegio de Médicos de Salamanca durante muchos años y tuvo presencia mediática local y nacional.
Manuel Gómez Benito ha sabido manejar el Colegio de Médico con maestría, haciéndolo presente en la sociedad salmantina como nunca antes se había logrado. Compañero en la especialidad de otorrinolaringología, ambos fuimos alumnos de don Casimiro del Cañizo. Manuel Gómez Benito ha volcado sus esfuerzos en la defensa de la profesión médica. Creo que los galenos salmantinos tenemos una deuda con él por su buen hacer en pro de la profesión desde una institución necesitada de nuevos horizontes.
