Me llega Hebras de sílabas (Reino de Cordelia, 2025), último libro de poemas de José Luis Puerto, en el mejor momento para que sus versos sanadores cautericen la última de las cicatrices con las que nos va forjando la vida. Como el tronco que cierra y cubre con nueva y joven corteza las heridas de sus ramas podadas, así nos endurece la intemperie del acontecer de la existencia a todos y cada uno de nosotros.
«Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé», escribió César Vallejo hace ya un siglo. Pocas veces la palabra se aproxima con tanta precisión a los sentimientos más desgarradores, como en el siguiente verso que despliega toda su potencia: «Golpes como del odio de Dios», deja caer el poeta, resonando en lo más hondo de nuestra fragilidad humana.
Me evocan estos versos, por un lado, una experiencia personal vivida en los últimos días y, por otro, el evocador poema del poeta de León y de la Alberca, que dice: «Una mañana más, / Aquí, / A esta oficina del dolor, / Acompañado de quien queremos. […] ¿No nos entregaremos / También nosotros a la melodía / Del laborar de todos, / Pese a la incertidumbre, / Pese a la enfermedad y la amenaza / Que siempre trae el tiempo / Como heraldo callado de la muerte?».
Hay veces en la vida que una siente que esos versos han sido cantados para ella. Entonces solo resta recogerse y conjurar la tormenta. La poesía es especialmente eficaz en estas situaciones. En este caso, la de José Luis Puerto lo es de una manera especial y también Hebras de Sílabas sirve al lector a modo de bálsamo o pomada o eficaz ungüento para sanar la llaga de los heraldos de la muerte, en ese momento en que, como dice el autor: «Llega la página del sufrimiento, / […] Los surcos del dolor / Con su reja afilada. Llega, / Llega la página… / A cada uno en su momento».
Un centenar de poemas agrupados en cuatro bloques, con uno de «Entrada» y otro de «Retirada», como la propia vida. Y entre ellos, los iluminados versos de José Luis Puerto que alumbran verdades capaces de hacernos sentir que el dolor puede tener un sentido: «Solo podemos ofrecernos / Al mundo, a los demás, / Para dotarnos de sentido». Y sobre todo: «Porque solo lo amado / Da noticia cabal de lo que somos / Y configura el mundo. / Y hacerlo con las hebras de las sílabas / Hasta trazar ese dibujo, / Huella de nuestro paso por la tierra».
Se distanció en su momento el poeta peruano del posible odio de Dios mediante el sintagma comparativo “como del”. Mas, efectivamente, si Dios odiara u odiase no creo que hubiera poesía capaz de curarnos de esa ira divina. Por el contrario, para el que cree -en el más amplio sentido-, toda la bondad de la fe traza la salvaguarda -hermoso también aquel otro título de Puerto de hace años ya- para quien está en peligro. Tal vez Hebras de Sílabas, y la esperanza que me habita en el dolor, se resuma en estos versos de J. L. Puerto:
Albergo una oración
Para cada momento,
Existo en el fulgor de la plegaria,
Me protege la súplica.
¿Qué más puedo pedir?
En la precariedad
En que existimos hoy,
Acaso la palabra nos ayude
A acceder a los otros,
Es súplica y ofrenda,
Vinculación y susurro
Para acercarnos al temblor
De ese misterio en el que estamos
Sin comprender ninguno su sentido,
Vuelan los pájaros,
La luz los acompaña,
Como a nosotros la palabra, cuando
Se vuelve melodía
Que nos protege y sana.
El poeta no rehúye el dolor; lo acoge y lo transmuta en una fuerza renovadora que impulsa la resurrección de quien lo padece. Cada hebra, cada hilo y cada brizna que componen este poemario dan fe de ello, elevando el sufrimiento hasta convertirlo en testimonio de esperanza y renacimiento.























1 comentario en «Hebras de sílabas contra los heraldos negros»
¡Qué reflexión tan sanadora!!
La poesía de J. L. Puerto trasmite por sí misma, pero está reflexión aporta mucho.
¡ Gracias