Hablamos con Paco García Moro por teléfono, porque vive en Tailandia, donde trabaja en la Universidad. Una de las iglesias más bonitas del mundo lleva su firma, según la revista AD -Architectural Digest-. Desvela cómo lo pensó y lo construyó. Es una charla larga, donde se analiza el problema de la vivienda en España y lo diferente que es trabajar en Asia y Europa.
¿Por dónde se empieza a diseñar un edificio donde se celebrará el culto?
Empecé observando la arquitectura tradicional donde vive la etnia Karen, porque eran los principales destinatarios de la iglesia. Se trataba de buscar algo que encajara con sus técnicas de carpintería, con la artesanía que ellos tienen. Quería diseñar algo que enlazara con el lugar y su tradición.
Sabiendo que va a ser un lugar de oración, ¿se plantea de distinta manera el proyecto del edificio?
No solo es la representatividad. Hay muchas historias detrás. Se hizo de madera de un árbol que crece en el norte de Tailandia y que la gente dice que tiene espíritus. Son árboles que no se utilizan para arquitectura, porque tiene dentro los espíritus del bosque.
¿Es como sagrado?
No necesariamente. Tiene espíritus, para ellos son como fantasmas. En este caso, como era un templo católico, no existen los fantasmas en su cultura. Esto es una característica muy particular de esta iglesia.
A los tailandeses católicos que van a misa allí, no les pareció extraño que utilizara esa madera.
No. Les hace gracia. Ellos son católicos, cristianos.
¿Cuántas satisfacciones le ha dado esta iglesia desde que alguien le dijo que era suyo el proyecto?
Muchas. Se inauguró el 9 de diciembre de 2022. ¡Que se lograra acabar ya fue una inmensa alegría! Y, desde entontes, muchas y han ido creciendo a lo largo de estos tres años.
¿Ha rezado dentro de la iglesia que usted diseñó?
Sí. ¡Claro que sí!

¿Qué se busca cuando se idea un templo?
El objetivo era crear una comunidad. Es un lugar que está muy cerca de una zona de guerra. Por tanto, hay muchas familias desestructuras, desenlazadas… donde los miembros han perdido el contacto y hay muchas familias que están divididas a ambos lados de la frontera o tienen miembros en el extranjero. Se trataba de crear un núcleo de apoyo de la comunidad. Ahora mismo, alrededor se ha construido una escuela, una biblioteca, edificios anexos. La iglesia era como el punto articulador de esa comunidad.
¿Cuánto aprendió de la forma de relacionarse con lo divino de los orientales durante la construcción?
Aunque son católicos, su cultura es budista, porque es el contexto en el que viven. Ellos son muy introspectivos. Llegan a la divinidad a través de la introspección interior. Completamente diferente a occidente que a través del rezo. Ellos buscan el vacío y una vez que lo alcanzas es cuando estás en contacto con la divinidad. Yo llevo 11 años en Tailandia y en Asia desde el 2005…
…Y todavía no lo ha conseguido…
Es una forma diferente de hacer las cosas. No soy asiático. Lo que le funciona a uno de ellos, no nos funciona a nosotros. Es su forma de pensar. Nosotros tenemos que ser conscientes de que existe otra forma de sentir, pensar y abordar la divinidad o la transcendencia. Es muy diferente a como es en occidente.

¿Cómo es su iglesia?
Muy especial. Nosotros trabajábamos con la etnia Karen que viene de Birmania, un país limítrofe. Tiene una forma de pensar distinta, con un idioma diferente, étnicamente son diferentes a los tailandeses. Esto es una complejidad añadida.
Ha diseñado una de las iglesias más bonitas del mundo. ¿Es un reto o una responsabilidad?
No sabíamos que iba a tener esta repercusión. Es un añadido que está estupendo, pero no se tenía en mente. Si se hubiera planeado desde el principio, es imposible que hubiera salido.
Curioso.
Sí, porque hay tantas complejidades y dificultades que hubieran sido imposible que alguien lo planeara desde el principio y lo llevara a cabo como se llevó.
Explíquenos cómo salió adelante.
Gracias al esfuerzo diario del padre Reinaldo, que era el encargado de la Misión Javeriana, que fue el promotor de la iniciativa. Él hizo de jefe de obra y de carpintero, porque se involucró al 100%. Como se involucró el obispo Joseph, y los donantes de la iglesia, que eran nueve familias católicas de Tailandia. Fue una combinación de factores que sería irrepetible y extrapolable a otra situación. Si se hubiera planeado, creo que no habrías salido. Fue una comunión feliz de facto.
¿Por qué llegaron a usted?
Llevo 11 años aquí. Vine como profesor universitario. A través de una vida social activa, asequible y accesible. A los asiáticos no les gusta que seas prepotente. La actitud orgullosa sirve para vender el lujo, pero en esta situación hay que transmitir otra cualidad. Además, las condiciones no fueron fáciles. Salió por buena fortuna. Si yo estuviera aquí haciendo relaciones públicas en una gran ciudad para buscar un proyecto así, no hubiera salido. Me hubiera gastado mucho tiempo y dinero buscando el proyecto y no hubiera salido.
¡Fantástico! No hay que estar en Instagram para llegar a grandes proyecto…
Para nada. De hecho, para poder llevar este proyecto a cabo, me borre el Instagram y me bloquee casi todas las noticias para tener la cabeza limpia. Instagram me lo quité como dos semanas antes de mudarme al pueblecito y estuve muy feliz. Y lo volví a abrir cuando comencé a promocionar el trabajo, como un año después. Pero, lo cerré a los pocos meses, porque no me compensaba.

Lo traigo a España. Cuándo escucha que en España hay un problema de vivienda. ¿Qué se le remueve?
Viví la crisis del 2008.
¿Por eso se fue a Tailandia?
No. Mi historia es diferente. Estuve en Madrid en un estudio. Había mucho dinero en 2006, 2007 y en 2008 comenzaron a llegar las ondas de la crisis hipotecaria en Estados Unidos. Estaban bien conectados y tenían una visión muy global de la situación. Vieron que las cosas en España se iban a poner muy malas. En el 2008, todo reventó. Fue la crisis de Lehman Brothers. Puedo contar muchas aventuras.
Somos todo oídos.
La noche que quebró Lehman Brothers estaba en Hong Kong saliendo de fiesta en la zona más pija de la ciudad. Fuimos a una fiesta de recaudación de fondos del Partido Demócrata en el hotel Mandarino Oriental, porque eran las elecciones en las que salió Obama. Todo era opulencia. Inversión. John Legend ofreció un concierto, en aquel momento era la repera, y lo dio para unas 200 personas. Todos los becarios se quedaron en la calle. Fueron unas noches de locura, desfase… Esa fue mi historia en 2008. Fue el momento de Iceberg del Titanic.
Regresemos a 2025…
No, sigo un poco más en 2008, la gente se quejaba de que no podía comprar vivienda, ahora de que no puede alquilarla. Es un grado peor. Los fondos de inversión vienen a comprar viviendas para alquilársela por un ojo de la cara a personas que casi no se las pueden permitir. Toda la riqueza nacional, que debería estar razonablemente distribuida, estructurada… Es un grado peor a lo que había en la crisis de 2008.
¿Qué soluciones aportaría?
Tendría que ponerme en política. Los tipos de interés dependen del Banco Central Europeo. La política monetaria depende del Banco Central Europeo; la del suelo, de las comunidades; el ordenamiento urbano, de los Ayuntamiento. Tendrían que ponerse de acuerdo… luego está el Gobierno central, pero competencias tiene pocas para hacer… Tienen la bolsa de suelo… pero no es el de mayor calidad, pero no es el que influye en los precios del alquiler. ¿Soluciones? Veo muy pocas en este sentido a nivel colectivo. A nivel individual, cada uno puede encontrar lo que mejor le funcione.

¿Por dónde va la arquitectura ahora?
Buena pregunta, porque estoy trabajando en esto. Creo que hay una divergencia entre Europa y Asia.
Aclárenoslo.
Europa está ensimismada y Asia es mucho más práctica. (Silencio) En Europa está todo marcado y regulado y no hay tanto dinero para la regulación que existe, no hay tanta riqueza para toda la regulación que hay. Es lo que le pasa a Latinoamérica, donde hay mucha burocracia y normas, pero no hay riqueza. Se hace mucho papeleo para poca cosa y es el camino que lleva Europa. Cada vez hay menos riqueza, se distribuye como se distribuye, y el papeleo aumenta. La gente parece que solo sabe hablar y generar burocracia.
¿Qué pasa en Asia?
A pesar de todos los problemas que tiene, es diferente. No es el paraíso. Pero, se entiende la burocracia como algo accesorio, instrumental y secundario. Primero se resuelven las cosas y luego se mira como se hace de acuerdo a la norma, si acaso es necesario ceñirse a la norma. En este sentido, Asia y Europa comienzan a tomar caminos divergentes en el que ya empiezan a no entenderse.
¿Desde cuándo?
Después de la crisis de 2008, hubo miles de españoles, portugueses, italianos… europeos arquitectos que migraron a China. Del 2010 al 2018, la influencia de la arquitectura española o europea en China fue muy, muy fuerte, por esta migración de arquitectos y profesionales.
¿Qué está pasando ahora?
Que están tomando caminos divergentes. Los españoles han vuelto a España porque la economía está mucho mejor y lleva estándolo desde hace cuatro o cinco años y China ya no necesita tantos extranjeros y hacen las cosas a su modo, con un camino propio. Por eso, la arquitectura española o europea con la asiática están tomando caminos por separado. El lenguaje, la forma de hablar es diferente.
Trabajan con idiomas distintos.
Sí. Estuve en junio en un evento del Ministerio de Vivienda y se puede ver que los discursos, la estética, valores… comienzan a divergir.
¿Es bueno o malo?
De todo. La parte buena es que se vuelve a algo más local, más vernáculo. Es algo positivo. No es todo uniforme, aburrido e igual en todas las partes. Lo negativo es lo que deriva de la fragmentación y de la incomunicación. Cuando la gente no se habla entre ellas, pueden salir problema, pueden surgir fricciones. Por otra parte, es un poco la pérdida de relevancia de lo que se hace en Europa, respecto de lo que se hace en Asia.
Paco, ¿seguimos hablando de arquitectura o estamos con otra cosa?
No, yo solo hablo de arquitectura.
Fotografía. Seksan Pipattanatikanunt / Mesa 312 Cultural Lab
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