A veces las librerías nos invitan a quedarnos un ratito y salimos mejor de lo que entramos. Esa es la sensación que he tenido después de leer el libro de Enrique Bonete, Querido profe, me invaden las tinieblas. Diálogos sobre cómo vivir y morir”. Así comenzó Ana Hernández la presentación del libro que firma Enrique Bonete, catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca.
El profesor se mostró contento y desbordado al ver a tantas personas que acudieron a la presentación del libro en la librería Víctor Jara este miércoles y eso que era el encendido navideño. Mereció la pena, porque entre ellos, autor y presentadora, se entabló un diálogo donde se habló de la muerte, pero como excusa para hablar de la vida, porque una sin la otra no se entienden, porque vivimos en una transitoriedad.
Al igual que Descartes y la princesa Isabel de Bohemia -con la adaptación a las nuevas tecnologías- Enrique Bonete establece una relación casi epistolar, sin sellos ni sobres, con una antigua alumna a la que llama Nuria. Ella tiene cáncer y comienza a pensar en la muerte. Recuerda los apuntes de su profesor de Filosofía Moral y aquello de lo que hablaba la Tanotoética. Busca las anotaciones y se encuentra con el correo electrónico de Enrique Bonete y le escribe.
Cuenta Bonete que al principio es reacio a contestar, pero lo hace y eso ilusiona a su ex alumna. Estamos en la Navidad de 2017.
Son dos años de correos electrónicos, donde se hablará de la vida, la muerte… Bonete está escribiendo en ese momento El morir de los sabios. “Le voy mandando cosas que escribo y hablamos de los pensadores sobre el sentido de la vida, muerte, sufrimiento… Me servía de estímulo para seguir escribiendo, porque era muy crítica”, comparte el catedrático de Filosofía Moral.
La filosofía es un modo de sabiduría porque permite adentrarnos en lo más hondo, ya que plantea reflexiones sobre la muerte, el sufrimiento… que han tratado los grandes sabios. Pretende ayudar a las personas a dejar de tener temor al miedo del miedo. Mirar de frente lo que somos y lo que nos espera.

Durante los dos años que van y vienen los correos electrónicos, el cáncer va apoderándose de Nuria y con ella el calvario de los tratamientos y el deterioro. “No es un libro ni tétrico ni triste. El libro es sencillo, esperanzador, porque va adquiriendo la aceptación”, señala el autor.
Hasta que llega el diagnóstico, Nuria ni hablaba de la muerte, ni la miraba, como ocurre en el día a día. Parece que en la muerte solo piensan los mayores, pero también mueren los niños, los adolescentes o los jóvenes, como le ocurrió a la ex alumna de la Universidad de Salamanca.
Es insensato no pensar en algo que se sabe que ocurrirá. “¿Cómo es posible hacer tantas cavilaciones… cuando no controlamos el día de mañana?”, pregunta Bonete.
Lo que hay en el libro es un filón del sentido de la vida y la muerte. “Montaigne dice que el hombre más feliz es el que integra la muerte como parte de la vida, porque relativiza los problemas que van sucediendo. Aconsejaba el filósofo francés que para vivir la vida, hay que ir desprendiéndose de todo. Pensar en la muerte y despegarse de lo que nos agarra a la vida, porque nos da mucha fuerza saber que el tiempo va pasando en cada momento”, puntualiza el catedrático de la Usal.
Es posible que pensar que la muerte nos ilustre de cómo hemos de vivir, porque todo lo que se ocúltalo se acrecienta. “Sabemos lo que es el proceso de morir, pero no conocemos que es estar muerto y la sociedad lo oculta. La mayoría de los filósofos dicen que es un error, porque es la única certeza que tenemos”, señala Enrique Bonete.
Por eso debemos pensar, meditar y sentarnos un poco más, porque la muerte es una maestra que nos dice que lo más importante de la vida es el amor, la amistad… “La muerte nos enseña a vivir”, concluye el catedrático de Filosofía Moral.





















1 comentario en «Hablemos de la muerte para que no dé tanto miedo»
Vosotras, muchachas, procurad los bellos dones de las Musas de violeta
vestido y la dulce lira, amante del canto.
La vejez ya ha consumido mi piel, que en un tiempo fue suave,
y los oscuros cabellos se han tornado blancos.
Mi corazón se ha vuelto una carga, no me soportan las rodillas,
que antes fueron igual de ágiles para la danza que las de los cervatillos.
Constantemente lamento esto, pero ¿qué podría hacer?
No es posible qu exista un ser humano eternamente joven.
Pues cuentan que Titono fue llevado por la Aurora de dedos rosados,
a causa del amor, hacia los extremos de la tierra,
siendo bello y joven, y aun así lo alcanzó
la canosa vejez con el tiempo, aunque tuviera una esposa inmortal.