La radiografía social de España está cambiando a una velocidad de vértigo. ¿Nos dirigimos hacia un país de solteros? Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) difundidos a primeros de diciembre sugieren que sí: en los últimos tres años, el censo ha sumado 1,2 millones de nuevos solteros, mientras que la cifra de casados se ha estancado, con un crecimiento casi imperceptible de apenas 100.000 personas.
El cambio de tendencia es histórico. Aunque el grupo de casados sigue siendo el más numeroso individualmente (19 millones), ya no son la mayoría absoluta. Si sumamos a todos los que no tienen un anillo en el dedo —solteros, divorciados y viudos—, la cifra supera los 20,6 millones de personas. Es decir, en la España de 2024, hay más gente fuera del matrimonio que dentro.
La barrera de los 40 años
La edad marca la frontera vital. Según el INE, la soltería es la norma dominante hasta los 39 años. Es a partir de los 40 cuando la balanza se inclina y los casados pasan a ser mayoría.
Sin embargo, el perfil del soltero está envejeciendo. Pau Miret, investigador del Centro de Estudios Demográficos (CED), explica al diario Información que hay un cambio «profundísimo» desde 2006:
- En la franja de 35 a 39 años, los solteros han pasado del 27% al 50%.
- A los 50 años (la edad que marca la «soltería definitiva»), el porcentaje se ha triplicado: del 7% hace dos décadas al 20% actual.
¿Solos o simplemente sin papeles?
Los expertos piden leer la letra pequeña. Que haya más «solteros» legales no significa necesariamente que haya más gente viviendo sola. Miret recuerda que la estadística oficial no contabiliza a las parejas de hecho ni a quienes conviven sin formalizar su relación, una opción cada vez más común.
El sociólogo del CSIC Héctor Cebolla confirma que la cohabitación se ha normalizado: «Ya no es un paso previo al matrimonio, sino una forma de convivencia estable». Esto demuestra que la presión social por casarse —ya sea por «el qué dirán», por tener hijos o por amor romántico— ha desaparecido.
La crisis del emparejamiento y el matrimonio «interesado»
Más allá de la convivencia libre, los expertos detectan dos fenómenos de fondo que explican estos números:
- El matrimonio pragmático: Según Miret, quien decide casarse lo hace cada vez más tarde y, a menudo, por un interés práctico o «materialista», como asegurarse la pensión de viudedad en caso de fallecimiento de la pareja.
- La crisis del emparejamiento: Cebolla advierte que España está importando un fenómeno ya visto en otros países occidentales: cada vez cuesta más formar hogares. No es solo que no nos casemos, es que existe una dificultad real para encontrar pareja y consolidar relaciones, lo que dispara las cifras de soltería no elegida.


















