“Salamanca es muy católica, pero de cintura para abajo…”

Jesús Málaga presentó el libro ‘Otros rincones de la historia salmantina’ con fotografías de Vicente Sierra Puparelli
Jesús Málaga presenta libro 'Otros rincones de la historia salmantina'.

Hablar con Jesús Málaga de Salamanca es bien. Es un gusto charlar con él, porque es una enciclopedia viva de Salamanca, ciudad de la que confiesa que la quiere a rabiar. La conoce, quiere, respeta… Tuvo el honor de ser su alcalde y mucho de lo que hoy es Salamanca se revalorizó durante sus años de gobernanza. Ahora, la pasea de nuevo y ese caminar lo lleva a publicar un nuevo libro ‘Otros rincones de la historia salmantina’. Conversamos sobre ellos.

Háblenos de esos rincones de sanación.
Salamanca llegó a tener más de veinte hospitales.

¡Un buen número!
Es que Salamanca ha sido muy importante en la historia de la Medicina en nuestro país. Fue la primera Universidad en tener estudios de Medicina, por mucho que le pese a Valladolid, y conservamos algunos hospitales importantes.

¿De todas las épocas?
Contemporáneos que fueron fundamentales, entre ellos el hospital de Los Montalvos, el de la Santísima Trinidad, que se inició su proyecto en el siglo XIX y comenzó su construcción en el XX, que son dos joyas. También algunos antiguos, porque quedan restos y otros desaparecidos, para que el salmantino, cuando enseña la ciudad, pueda referirse a otros edificios que no sean solo iglesias, catedrales… Hay otras instituciones que dieron esplendor a la ciudad.

¿La Medicina siempre fue importante en Salamanca?
Sí y estuvo a punto de desaparecer hace unos cien años. Si no es por el Ayuntamiento y la Diputación que pagaron las escuálidas finanzas a los profesores, se hubieran cerrado la de Ciencias y la de Medicina.

Hubiera perdido mucho Salamanca.
Si, tenía cuatro facultades, hubieran desparecido dos. En aquella época, Derecho tenía unos 50 alumnos matriculados en todos los cursos y Letras entre 18 o 20. Hubiera desaparecido la Universidad.

La Salamanca institucional se unió.
Sí. Hubo una lucha muy importante para apuntalar estas dos facultades.

Jesús Málaga, en la presentación del libro ‘Otros rincones de la historia salmantina’.

Volvamos a los rincones ‘curativos’.
Hemos hablado de la Facultad de Medicina y es muy importante el Instituto Anatómico Forense, una especie de aula de Anatomía y Técnica Anatómica.

¿Cuántos se conservan?
Hubo cuatro y se conservan tres. El primero es la iglesia de San Nicolás, al lado del Museo de Automoción. Lo que hacen es una especie de anfiteatro, los alumnos se colocaban en las partes altas y el catedrático hacía la disección. Algo parecido a La Lección de anatomía, de Rembrandt. Pero, lo tuvieron que cerrar porque estaba cerca del río y era muy húmedo. Allí estaban las sepulturas de los estudiantes que morían en Salamanca sin que sus familiares los reclamaran… Era un cementerio de estudio. Al cerrarlo, piden al Estado que hagan un nuevo Instituto Anatómico Forense.

¿De qué época estamos hablando?
Del siglo XVIII. En esta época hay cuatro ciudades que tienen este Instituto, una de ellas es Salamanca, las otras son Madrid, Barcelona y Cádiz. Hay que tener en cuenta que hasta bien entrado el siglo XX, en España solo había 10 universidad, la más pequeña era la nuestra, pero era la más antigua, por lo que piden al Estado que se haga un nuevo Instituto Anatómico Forense.

Torreón de las Siervas de San José, donde se encontraba el Instituto de Anatómico Forense.

¿Dónde nos vamos ahora?
Le encargan a Juan de Sagarvinaga que hace el torreón de las Siervas de San José y también el Palacio de Anaya. El torreón es una obra nacida simplemente para alojar el Instituto Anatómico Forense, porque estaba al lado del primer hospital de la Santísima Trinidad. Así, los que morían allí y no los reclamaban la familia, eran muertos para el estudio. Es una maravilla y tiene una leyenda preciosa.

Estamos deseando conocerla.
El convento de Las Claras está justo en frente. Se enteran las monjas de que se va a hacer el Instituto. Las clarisas tienen una especie de terraza cubierto por celosías, ellas ven, pero tú no las ves a ellas. Salían los domingos y pasaban allí un rato. Se entera la superiora de que Sagarvinaga iba a hacer el Instituto con tres estancias, la baja para la disección y enseñanza; una intermedia para el museo anatómico y colocar allí las deformidades, como los que nacían con dos cabezas. Y, en la terraza, ponían a secar los muertos abiertos en canal.

¡Vaya imagen para las monjas!
(Risas) Los debían de tender como si fuera ropa. Hay una carta de la madre superiora al rector diciéndole que las monjas se sueñan por la noche y que se quieren ir del convento.
(Carcajada)
A parte de los olores pestilentes que debía de haber. Pero, querían abandonar el convento por la imagen.

¿Qué hizo el rector?
Tapan la terraza, los olores no se disimulan, pero la visión dantesca, sí.

¿Cuándo se cierra este Instituto?
Cuando se les queda pequeño y construyen el Centro Anatómico Forense que es obra de Lesmes Gavilán Tomé, hijo de Simón Gavilán, que hizo la capilla de la Universidad, la de San Jerónimo.

¿Dónde lo construye?
Al lado de la puerta falsa.

Explíquese.
En la calle del Espejo, pero desaparece en la Guerra de la Independencia.

Jesús Málaga y Vicente Sierra Puparelli acompañados por María Jesús Mancho y José A. Sánchez Paso, en la presentación de ‘Otros rincones de la historia salmantina’.

¿Dónde hicieron el cuarto Instituto?
Lo hizo Castro Prieto Carrasco que era catedrático de Anatomía y alcalde de Salamanca, asesinado al comienzo de la Guerra Civil. Castro Prieto manda construir uno precioso en la esquina del Campo San Francisco, que es ahora la entrada al Centro Cultural de la Universidad.

Fuera del ámbito universitario. ¿Tenemos lugares vinculados con la sanación?
Sí, en este libro Otros rincones de la historia salmantina dedico un rincón a las sangrías. En Salamanca llegó a haber un comercio muy importante de sanguijuelas, que se encontraban en el Corral de Camiñas, por San Julián. Vendían a todo el distrito de Salamanca y a media Portugal.

Al margen de la Cueva de Salamanca, ¿había otros sitios de ‘medicina alternativa’?
En toda la zona del barrio de Los Milagros había curanderos.

Es que los médicos eran caros y Salamanca era una ciudad pobre y eso que estaba aquí la Facultad.
Muy pobre. De hecho, Santa Teresa duda edificar en Salamanca por lo pobre que es. Hay una anécdota sobre las monjas de la calle Prado, las de la Madre de Dios, que son Franciscanas, ocuparan el lugar que expropió el emperador Carlos V al comunero Pedro Maldonado Pimentel, y le añadieron otro palacio que era de Loarte, un catedrático de Derecho que murió sin hijos. Hacen ahí el convento. Las monjas pasaban tanta hambre que cuando no tenían nada que comer, tocaban la campana para que los vecinos le llevaran un repollo, patatas…

¿Quién asignaba a los médicos?
Los ayuntamientos ricos contrataban médicos para el pueblo. Si tenían recursos venían los alcaldes a buscar a los mejores alumnos. Estaba también las casas de socorro que han desaparecido. Una muy importante en Salamanca es la que está en la plaza de Gabriel y Galán, que hoy es una biblioteca.

¿Qué le ha supuesto escribir este libro?
Me he reconciliado con la ciudad. Sabes que a Salamanca la quiero a rabiar. Disfruto con ella. Realmente, he llegado a tener un enamoramiento de la ciudad. Todo me parece que se puede estudiar.

Y convertirlo en un libro.
Si. Los hospitales que han desaparecido y que nadie se acuerda de ellos.

Por ejemplo.
El psiquiátrico. Salamanca tuvo un hospital psiquiátrico en el barrio San José.

En este recorrido le hace un rincón al Clínico, que ya ha desaparecido.
Hablo de él, pero no en este libro, en el que está a la espera de salir sobre los años de la Transición.

¿Vivió la construcción del Virgen Vega?
Sí, también hablo de él, pero en el de la Transición.

Volvamos a éste. Siga poniendo rincones al descubierto.
Primero quiero señalar una cosa importante. ¿Por qué los rincones van como desordenado, primero una cosa y después otra? Porque es así como los descubres cuando paseas la ciudad. No te pone todo el Romántico seguido o todo el Gótico…Tú vas paseando y ves una cosa y luego otra.

¿Cuál es el rincón cero?
Es una golfería que dedico al onanismo. Salamanca es muy católico, apostólica y romana, pero de la cintura para abajo es… (Risas) Lo que digo es que el turista cuando viene tiene interiorizada una serie de cosas que debe ver como el astronauta, que está en competición con la rana. Y yo les propongo un tercero que es un joven que se está masturbando en el Patio de Escuelas Mayores…

¡Qué lo busquen!
Sí. Y después en ese rincón hay otra curiosidad que descubrió Luis Enrique, el catedrático de Historia Moderna. Pensábamos que los Vítores en sangre de toro se realizaban por la aprobación de la tesis doctoral. Pero, Luis Enrique investigó que era una lucha por las cátedras, porque en aquellos tiempos votaban los alumnos y eran campañas electorales. En ese lugar está el joven que se está masturbando y en el otro hay un pene, unos testículos… Búsquenlo.

Vítor clásico en un lateral del Patio de Escuelas
Vítor clásico en un lateral del Patio de Escuelas

Instamos a Turismo a que haga un mapa con los rincones.
Encantado. Eso sí, son 51 rincones, por lo que no se recorren en una jornada.

¿Relátenos otro lugar?
El del Pacto de los Señores se hizo en la época de la Dictadura de Franco. Los matrimonios venían a pasear a la Plaza Mayor, las mujeres por un lado, los hombres por otro, las casaderas… Lo importante era que esos mismos se despedían unos de otros con un: ‘Hasta mañana si Dios quiere’ y luego iban al barrio Chino por la noche, diciendo que querían dar un paseo. A las mujeres no se lo decían.

Pero, quizá lo sabían.
Seguro.

No le voy a pedir que escoja entre los 51 rincones, pero díganos que el cero es el más guay…
El cero es el más picarón y el más entrañable el de la Casa de las Viejas, en el Patio del Nazareno. Era un asilo, es donde está ahora la Filmoteca de Castilla y León. Se puede leer un rincón cada noche. Hay algunos muy interesantes, como un recorrido turístico por la milla de don Miguel de Unamuno…

Unamuno siempre está de moda.
Es un clásico. Salamanca tuvo la suerte de tener a Unamuno. Creo que la Universidad no desapareció gracias a él.

1 comentario en «“Salamanca es muy católica, pero de cintura para abajo…”»

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