[dropcap]C[/dropcap]onocí a Antonio Banderas cuando se puso la primera piedra, y casi la única, porque el proyecto continúa siendo eso, un proyecto, de la Casa del Actor en Madrid. Dijo que sería difícil que él tuviera que utilizarla. Ya había triunfado en Hollywood, pero no tuvo un tono soberbio, ni altivo, simplemente constató una realidad. Él ganaba dinero suficiente y estaba siendo previsor por lo que sería casi imposible que en la vejez sufriera carencias monetarias.
Me pareció un hombre íntegro, sobre todo cuando apagamos las cámaras y lo vimos bichear y compartir confidencias, abrazos y risas con los compañeros que se acercaron al evento. Ya no había focos y él se mostraba natural, cercano y amigo.
Después, con luces y taquígrafos, afirmó por activa y por pasiva que quería a Melanie Griffith, que había superado con ella todas sus idas y venidas a centros de rehabilitación, pero este verano, cuando estaba de promoción de su última película, cuando vimos que el sol de Marbella no doraba la blanca piel de la protagonista de ‘Armas de Mujer’, saltaron todas las alarmas.
Nuestra pareja más hollywoodiense, con permiso de los Oscarizados (estamos en la semana de los premios americanos) Penélope Cruz y Javier Bardem, estaban atravesando por una crisis. En ese momento, nada hacía sospechar que romperían, incluso que los abogados ya habían mordido un bocado de su matrimonio y que esta dentellada estaba gangrenando lo que había sido una unión de más de veinte años. Su ‘Too Much’ fue decisivo y acabó con su relación.
Ahora se han vuelto a encontrar. No han recorrido los metros de alfombra roja unidos y ella exhibiendo el tatuaje en forma de corazón donde se podía leer ‘Antonio’. Cada uno ha llegado por separado al mítico Teatro de Los Ángeles. Ella presumiendo de hija e impresionante con un ajustado vestido negro a sus casi 58 años. Él, impecable con un traje negro. No se cruzaron, al menos delante de los objetivos. El tiempo dirá.
Y ya en tierras patrias, las revistas del corazón nos cuentan que Raquel Mosquera desvela que el predictor ha dicho que sí, que tendrá un segundo hijo. Y si de exposiciones va esto, la Reina de Corazones (Isabel Preysler) nos da sus secretos de belleza e Irina, la fémina que dijo que Ronaldo no era leal con las mujeres, casi nos descubre sus intimidades con un ajustado y transparente vestido negro que sólo ella puede defender.
1 comentario en «Melanie Griffith, el sabor agridulce de los Oscar»
Hoy, mi querida periodista ha sido corta en sus comentarios. Yo también. Diré, simplemente, que a mí. M. G. nunca me gustó. Y ahora, menos. Siempre me pareció que tenía que vivir a la sombra de alguien; primero de su padre, luego de A. B. ¿No querrá, ahora, hacerlo a la de su hija?