Es diciembre y año tras año desde hace más de tres décadas, la Plaza Mayor revive el mismo ritual de autopromoción: promesas de impacto económico, autobuses repletos de estudiantes -14 este año- y jóvenes. Declaraciones de euforia institucional y un discurso triunfalista por parte de organizaciones como la Cámara de Comercio, CES, la asociación de Hostelería de Salamanca y un Ayuntamiento que prefiere actuar como promotor del evento antes que como garante del patrimonio y la convivencia. Salamanca es Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Salamanca se la conoce en el mundo por su patrimonio y su Universidad. Hay que cuidarlo, porque igual que conceden el título, lo pueden retirar.
El 18 de diciembre la Plaza Mayor se convertirá la Plaza Mayor en la discoteca al aire libre más bella del mundo y la venden al mejor postor. Este año, ese día se celebra el Año Nuevo Universitario con la instalación de escenarios, equipos de sonido, vibraciones constantes, masificación y presión sobre la arquitectura. Son riesgos reales que no se abordan en esos beneficios tan millonarios que señala la organización.
Hay voces críticas de vecinos, de asociaciones culturales y el partido político Por Salamanca -sin representación en el Ayuntamiento- denuncian con claridad lo que la parte institucionalidad insiste en maquillar: la Plaza Mayor se transforma en un macro botellón al que acuden jóvenes salmantinos y foráneos, en un ambiente de consumo masivo de alcohol y drogas, donde se pueden producir peleas, robos y situaciones de riesgo que ponen en peligro tanto a las personas como al patrimonio de la ciudad.

Mientras el resto de la hostelería local, aquella que no forma parte de los 44 locales adheridos al evento, permanece ignorada y excluida de los beneficios económicos que se pregonan con cifras que nunca se justifican ni se explican de manera transparente. «Este año, han dicho que será de más de dos millones de euros», recuerda Chenche Martín Galeano, líder de Por Salamanca.
Martín Galeano asegura que no se trata de rechazar la fiesta, sino de denunciar un modelo insostenible que concentra los beneficios en unos pocos, mientras el resto de la ciudad asume los costes sociales, patrimoniales y culturales.
Por Salamanca propone alternativas: descentralizar la fiesta, cambiar de ubicación, limitar el aforo real, repensar el formato y proteger a los ciudadanos, la hostelería que no se beneficia y, sobre todo, salvaguardar un patrimonio histórico que debería ser tratado con respeto y responsabilidad.
«Es cierto que las autoridades insistan en un relato de ambiente ‘festivo y seguro’ respaldado por casi un centenar de policías, controles de acceso, vallas antipánico, videovigilancia, unidades caninas y controles de alcoholemia y drogas, pero eso no impiden que haya intoxicaciones etílicas agudas e incidentes más o menos graves», puntualiza el líder de Por Salamanca.
La organización del Año Nuevo Universitario cifra que se tomarán las ‘gominolas’ unas 18.000 personas en la Plaza Mayor. «Eso supone que la Plaza de Salamanca se convierte un escenario artificial que destruye su valor histórico y simbólico y la reduce a una ‘sala de fiesta’ por decisión política y empresarial, mientras se repiten cifras de beneficio económico similares año tras año, dejando a los vecinos soportando el ruido, la pérdida de descanso, la saturación de servicios públicos y el deterioro patrimonial», enumera Martín Galeano.
Los organizadores insisten en que es una buena promoción televisiva para Salamanca y Martín Galeano ironiza diciendo que si en algún lugar de España se celebra una fiesta de pijamas, quizá el foco de las cámaras se marche a otra ciudad. «No se puede justificar todo por unos segundos en la televisión, porque quizá el reportaje que se emita no es de una fiesta sana, puede que las cámaras capten otro tipo de imágenes que quizá no sean las más adecuadas para promocionar un turismo familiar, que es el que reporta beneficios reales y durante todo el año a Salamanca «, analiza Martín Galeano.
Desde Por Salamanca advierten que mientras el Ayuntamiento y los organizadores sigan mirando hacia otro lado, la distancia entre la promoción oficial, las cifras inventadas y la realidad continuará creciendo, y Salamanca seguirá pagando el precio de un espectáculo que no representa su identidad ni su riqueza cultural, sino la apropiación privada de un espacio común, con ruido, masificación, sucesos… «como parte de un falso éxito mediático que apenas dura unos segundos en la televisión, y todo bajo la vana promesa de que los autobuses oficiales y los BlaBlaCar invisibles solucionarán mágicamente cualquier caos imaginable», concluye Chenche Martín Galeano.


















1 comentario en «Cada diciembre, ‘venden’ La Plaza Mayor al mejor postor»
Los ingresos para unos cuantos pillos que cuentan con la colaboración municipal, para los salmantinos los costes, incluidos los de imagen ya que dicen que no beben pero por sus mierdas los conocereis.
¿No hay otras fórmulas para destacar a Salamanca como una ciudad atractiva para los jóvenes que sexo, drogas y rock and roll?