Salamanca es una ciudad Patrimonio de la Humanidad, se supone que conservar, proteger, respetar y valorar el patrimonio debería ser prioritario para la Administración -Ayuntamiento y Junta-, pero al Ayuntamiento de Salamanca parece que a esta cuestión le da poca importancia, si se tiene en cuenta que no hay una concejalía dedicada en parte o exclusiva al patrimonio. Salvo que se incluya en la ya abultada cartera que gestiona José Fernando Carabias, Fomento, Urbanismo, Policía Administrativa, Mantenimiento, Alumbrado y Coordinación Territorial. Con tantos frentes como se administran desde esta Concejalía quizá sea dificultoso observar cómo va mermando por abandono el rico patrimonio arquitectónico de Salamanca. En cambio, la calle Toro siempre está reparándose.
La asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio lamenta que las administraciones públicas competentes en materia de patrimonio y cuidado del patrimonio edificado de la ciudad, el Ayuntamiento de Salamanca y la Junta de Castilla y León, no hayan estado a la altura de las circunstancias y hayan caído en la dejación de funciones durante casi diez años (ya denunciado el 30 de enero de 2016), cuando comenzaron los problemas en el sistema de canalones y bajantes de la fachada principal del convento de las madres Agustinas. Se llegó a instalarse a instancias de esta Asociación puesto que las aguas pluviales se vertían sobre la fachada.
«Pero, una fisura en el canalón, que con el tiempo se ha comprobado que no es la única, el cual también se encuentra ligeramente ondulado, ha provocado un continuo y concentrado vertido de agua sobre la portada principal y renacentista del citado convento», detallan desde Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio.
Parece que en todo este tiempo (casi una década) ni los responsables públicos ni los técnicos a su cargo han visitado este edificio, ni siquiera han pasado por delante del mismo, ni en su tiempo libre, ni ninguno de sus conocidos, nadie. «Lo que pasaba en la plaza de las Agustinas, junto a la Iglesia de la Purísima y frente al Palacio de Monterrey solo lo veía esta asociación y, quizás, quienes visitan Salamanca y se entristecen por la pobre imagen que damos al no ser capaces de canalizar los supuestos ingresos que el turismo reporta -a las administraciones, a los propietarios particulares, al sector servicios- hacia su conservación», denuncian desde la asociación.

Las lluvias de los últimos días han terminado por destruir, «se veía venir… una bola que, adornando, formaba parte del conjunto o composición de esa portada de acceso a uno de los últimos conventos con vida de nuestra ciudad y, quizás, el más céntrico», señalan.
La asociación asegura que de no corregirse con inmediatez esta deficiencia en la bola continuará desintegrándose, la fachada humedeciéndose, etc. «pero el riesgo mayor ya está en la corona del escudo, la cual sigue perdiendo las sales que compactan la piedra (debilitándose) y absorbiendo agua/peso», calculan.
Este hecho no es puntual, «la práctica totalidad de los edificios de Salamanca construidos en Piedra de Villamayor se ven afectados por el abandono al que los propietarios les tienen sometidos, con la colaboración de unas administraciones que incumplen su deber de inspección», exponen desde la asociación.
Por todo ello, Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio seguirá denunciando públicamente cada caso y a los responsables de esta destrucción silenciosa del arte que siempre distinguió a Salamanca y espera que, ya pronto, se exija a la propiedad: la reparación del canalón en cuestión y la restauración de esa portada de acceso al convento, sin que todo esto evite responder por los daños causados, conforme a la ley, por la pérdida de elementos originales irrecuperables.



















