El fin del motor de combustión en 2035 tendrá «letra pequeña»

Bruselas da marcha atrás en la prohibición de seguir fabricando coches de gasolina o diésel más allá de esa fecha
Un atasco de tráfico. Foto: Carlovenson | Pixabay.

La Comisión Europea ha dado un paso atrás en su hoja de ruta verde. Aunque el objetivo de prohibir la venta de coches contaminantes en 2035 sigue en pie sobre el papel, Bruselas ha propuesto este martes una serie de flexibilizaciones y excepciones que permitirán, en la práctica, que los motores de combustión sigan vivos más allá de esa fecha.

Esta decisión supone una victoria política para países como Alemania e Italia y un alivio para una industria de la automoción que atraviesa horas bajas, aunque choca frontalmente con la postura de países como España, que pedía mantener el veto original sin fisuras.

Las claves del nuevo plan: menos prohibición, más incentivos

El cambio de rumbo se asienta sobre tres pilares principales que buscan proteger la competitividad de las fábricas europeas frente a la competencia de China y EEUU:

  • El margen del 10%: Los fabricantes podrán compensar hasta un 10% de sus emisiones de CO2 mediante el uso de tecnologías limpias en su cadena de producción (como el acero bajo en carbono) o el uso de combustibles sintéticos (e-fuels) y biocombustibles.
  • Indulto a los híbridos: Bruselas avala ahora que los híbridos enchufables se sigan vendiendo después de 2035, reconociendo la «neutralidad tecnológica» para que la industria elija el camino más eficiente hacia la descarbonización.
  • Furgonetas y camiones: Se rebajan las exigencias de recorte de emisiones para 2030, permitiendo una transición más lenta para el transporte profesional.

El «Kei car» europeo: el coche eléctrico barato

Para frenar la invasión de marcas asiáticas, la Comisión quiere fomentar la creación de un coche eléctrico pequeño y asequible fabricado en Europa. Estos vehículos (de menos de 4,2 metros) disfrutarán de:

  1. Menos burocracia: Exenciones en normas de seguridad y sostenibilidad durante 10 años para abaratar costes.
  2. Ventajas para el usuario: Permisos especiales de aparcamiento, descuentos en peajes y tarifas de recarga reducidas.
  3. Proteccionismo: Las ayudas públicas se condicionarán a que el vehículo tenga «contenido local», priorizando las baterías y el ensamblaje dentro de la Unión Europea.

¿Por qué ahora?

El vicepresidente de Industria, Stéphane Séjourné, ha explicado los motivos: la industria europea enfrenta una «crisis de demanda y un retraso tecnológico» frente a una competencia internacional que tacha de desleal. Con este paquete de medidas, la UE no renuncia a la neutralidad climática para 2050, pero admite que el sector necesita oxígeno para no colapsar en el intento.

El siguiente paso:

Esta propuesta no es definitiva. Ahora debe ser negociada y ratificada por el Parlamento Europeo y los Estados miembros, donde se espera un intenso debate entre los defensores del rigor climático y los del pragmatismo industrial.

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