Opinión

Ester Corredera: más de 30 años de Periodismo

Ester Corredera, con su máquina de fotos al cuello.

Hay comienzos que no parecen comienzos. El 11 de noviembre de 1989, en la página 16 de La Gaceta de Salamanca se recogía, junto al titular: Se reanudan las obras en el Centro de Salud de Lumbrales, que Treinta y una jugadoras participaron en el tradicional campeonato de chinchón. La pieza, aunque sin firma, suponía el estreno de una joven periodista que apenas dos años antes había llegado a la comarca de El Abadengo. Hoy, en 2025, esa joven periodista dice adiós a 36 años de carrera. Con más de siete mil artículos de todo tipo a sus espaldas, Ester, sin hache, saca la grabadora de su bolso para disfrutar de una nueva etapa de su vida.

Para muchos será una desconocida. O quizá ese nombre les suene vagamente. Pero para los habitantes de la zona de Vitigudino, Las Arribes y, especialmente, de El Abadengo, su firma quedará asociada a un término: periodismo. Periodismo del de verdad, de a pie de calle. Periodismo del de saber a quién preguntar para conocer la verdad de la noticia. Del de saber cuál es el mejor sitio para sacar las fotografías en los encierros. Del de coger el coche a horas intempestivas por nuestras maltrechas carreteras por compromiso. Y no hablo de compromiso laboral, sobra decirlo, sino de compromiso por y para la gente. Por y para la tierra. Por y para su tierra.

Sus primeros compases, como decía, fueron en La Gaceta Regional de Salamanca, periódico que siempre quedará vinculado a nuestra familia, de la mano de José Amalio, y en el que incluso, años más tarde, yo mismo colaboré también. Desde el 1989 hasta 1995, toda la zona comenzó a poder leer cada mañana la actualidad de la comarca, hasta entonces siempre en un segundo -o tercer- plano por su lejanía con la capital. Con una segunda maternidad recién estrenada, el 10 de agosto de 1995, los lumbralenses leían en Tribuna de Salamanca: “Los toros de los encierros y de la novillada están ya en el Prado de la villa”, anunciando el preludio de las fiestas del municipio. Y así, entre plenos municipales controvertidos, sucesos de todos los carices, obras, ferias y reconocimiento de nuestro excelso patrimonio, esta villoreja fue letra a letra, articulando comunidad. Haciendo provincia.

El 19 de febrero de 1998 dio el salto a El Adelanto, informando sobre el problema del agua en La Fregeneda. Disquete en mano, se acercaba al coche de línea (el autobús, para que me entendáis los de la Generación Z) para que desde Salamanca pudieran maquetar el día a día de la comarca. Con el teléfono como un apéndice más (no se me olvidará el sonido de aquel módem seguido de un “¡ahora no descuelgues el teléfono!”), el disquete fue pasando al olvido, como ya había ocurrido con aquella máquina de escribir que le había regalado su padre; y como ocurriría después con la grabadora, sustituida por el móvil. Y con la democratización de internet y desde el ordenador de Infotur, su tienda, iba rematando las piezas entre cliente y cliente sin perder el hilo. Y mientras editaba junto a su marido la revista mensual Crónicas del Abadengo, con 99 números, y se preocupaba de las constantes preguntas de los vecinos más impacientes sobre cuando salía la de ese mes, nos criaba a mi hermana y a mi sin nunca decaer.

Y así estuvo hasta 2009, cuando por la crisis de la prensa escrita, se encontró sin lugar donde volcar su verdadera vocación. Pero como lo que es para uno, ni aunque te quites, y lo que no es, ni aunque te pongas, en 2018 retomó el periodismo digital en Las Arribes al Día, volviendo cada día a poner en boga la actualidad del Abadengo y sabiéndose adaptar a los tiempos cual surfista profesional. Y es que, en plena decadencia del periodismo, entre bulos y fake news, podrá decir orgullosa que jamás publicó un titular ‘clickbait’.

Porque en una época donde no existían las redes sociales ni los teléfonos móviles, la prensa escrita era el principal medio de articulación social. De vertebración de una comarca siempre invisible. Siempre olvidada. Y ella, bolígrafo, libreta y grabadora en mano, se empeñó en darle visibilidad, en ponerla en su sitio. Porque lo que no es social, no existe. Lo que no está, no es. Y ha sabido darle vida a nuestras fiestas y tradiciones. A nuestra historia y patrimonio. A nuestras carencias y abandono político. A nuestra falta de infraestructuras y servicios. Y, todo ello, dándole la voz y el espacio tanto a nuestros representantes como a la gente. La gente en mayúsculas. Y aunque posicionarse no siempre gusta a todo el mundo y el camino se retuerce más, siempre hay personas que te van a acompañar en la senda. Y aprovecho para agradecer a todas las compañeras y compañeros que han compartido sus años de carrera profesional (Nunchi Prieto, Miguel Corral, Puri Contreras, Miguel Ángel, Ana, Carmen, Pilar…) y a toda la gente de tantos pueblos que le ha mostrado muchísimo cariño siempre. Y por mi parte, agradecerte mamá, que siempre llevaré con orgullo ser “el de La Corredera”.

Por. Daniel Caro Corredera.

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