Los resultados de las elecciones en Extremadura han abierto un nuevo frente de batalla política entre el Gobierno central y la oposición. Mientras el Ejecutivo de Pedro Sánchez sostiene que el Partido Popular ha quedado «rehén» de Vox, los populares celebran un triunfo que consideran el fin de la hegemonía socialista en la región.
La lectura de Moncloa: «Más atados que nunca»
En su debut como portavoz del Gobierno, Elma Saiz ha lanzado un mensaje de advertencia tras el Consejo de Ministros. Según Saiz, la estrategia de la presidenta extremeña, María Guardiola, de adelantar los comicios para librarse de la dependencia de Vox ha fracasado: «Quería desprenderse de ellos y lo que ha conseguido es estar más atada que nunca».
La portavoz ha pedido «responsabilidad» a Alberto Núñez Feijóo para proteger las instituciones, argumentando que el PP no solo pacta con la formación de Abascal, sino que mimetiza su discurso. Saiz evitó, no obstante, profundizar en la crisis interna del PSOE extremeño tras obtener su mínimo histórico (18 escaños) y la dimisión de su líder regional, Miguel Ángel Gallardo.
La respuesta del PP: «Extremadura quiere un gobierno de derechas»
Desde la bancada popular, la portavoz en el Congreso, Ester Muñoz, ha calificado el resultado de «triunfo incontestable». Con 29 escaños y el 43% de los votos, Muñoz subraya que los extremeños han castigado con dureza al socialismo: «El miedo a la derecha ya no cuela», ha sentenciado, vinculando el desplome del PSOE a la corrupción y a la gestión de Pedro Sánchez.
Sobre los futuros pactos para alcanzar la mayoría absoluta (fijada en 33 escaños), el PP mantiene la cautela:
- Apertura al diálogo: Guardiola hablará con todas las fuerzas.
- Distancia con Vox: Muñoz sugiere que los de Abascal podrían estar «cómodos en la oposición» tras su salida de los gobiernos regionales hace unos meses.
- Crítica al PSOE: Los populares descartan una abstención socialista que facilite la investidura, acusando al partido de preferir «cavar su propia fosa» antes que permitir un gobierno del PP.
El nuevo escenario extremeño
El mapa político en Extremadura queda fragmentado pero escorado a la derecha. El PP necesita a Vox para gobernar, mientras el PSOE se ve desplazado como tercera fuerza en municipios clave como Badajoz o Almendralejo. Para el PP, es una señal de que el «sanchismo» no sabe leer la realidad del país; para el Gobierno, es una deriva peligrosa que obliga a Moncloa a actuar como «garante» de los derechos ciudadanos frente a las políticas de la derecha.


















