En un movimiento que busca recuperar la hegemonía naval frente a potencias como China, el presidente Donald Trump ha presentado un ambicioso plan para renovar la Marina de los Estados Unidos. El mandatario ha anunciado la creación de la «Flota Dorada», compuesta por buques acorazados de nueva generación que llevarán su nombre: la ‘clase Trump’.
El regreso de los acorazados
Desde su residencia en Mar-a-Lago, Trump detalló que estos barcos serán «cien veces más potentes» que los actuales y sustituirán a las unidades que considera obsoletas.
- El despliegue: El plan inicial contempla dos buques, con el objetivo de alcanzar una flota de 20 unidades a largo plazo.
- El pionero: El primer barco de esta serie será bautizado como USS Defiant.
- Capacidad técnica: Con más de 30.000 toneladas, estos gigantes serán mayores que los destructores actuales y estarán equipados con Inteligencia Artificial y tecnología de vanguardia. Estados Unidos no construía un acorazado de este tipo desde 1994.
Guerra contra los sobrecostes y retrasos
Acompañado por su equipo de Defensa y Estado, Trump envió un mensaje de advertencia a la industria armamentística. El presidente se reunirá con las principales empresas del sector para auditar por qué existen tantos retrasos en la producción.
El mandatario puso el foco en las finanzas de estas compañías, cuestionando si el pago de dividendos y la recompra de acciones por parte de los ejecutivos están perjudicando los objetivos de defensa nacional. Su meta es clara: revitalizar los astilleros estadounidenses para cerrar la brecha militar con China.
Tensión en el Caribe: confiscación de petroleros
El anuncio de esta nueva potencia naval coincide con una ofensiva directa contra la «flota fantasma» de Venezuela. Hace apenas una semana, Trump ordenó confiscar todos los petroleros sancionados que operen en aguas venezolanas para asfixiar la economía del país caribeño.
Bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, las fuerzas militares de EE. UU. ya han interceptado y detenido dos petroleros vinculados al crudo venezolano en los últimos días, marcando una escalada en la presión sobre el gobierno de Caracas.


















