El tradicional mensaje de Navidad de Felipe VI no ha dejado indiferente a nadie. Este año, desde un escenario renovado y con un tono más directo, el monarca ha puesto el foco en la salud democrática de las instituciones, alertando contra la polarización y la desinformación. Sin embargo, la recepción de sus palabras ha vuelto a dibujar la profunda fractura que divide al arco parlamentario español.
PP y PSOE cierran filas con la Corona
Tanto los populares como los socialistas han recibido el mensaje con alivio y sintonía. Para el Partido Popular, las palabras del Rey han sido un bálsamo necesario; Alberto Núñez Feijóo se apresuró a hacer suya la llamada a la convivencia, reforzando la idea de una España «sin muros».
Por su parte, el PSOE ha optado por una lectura institucional y social. Aunque aceptan el guante de la «ejemplaridad» lanzado por el monarca, los socialistas han querido aterrizar el discurso a la realidad cotidiana, vinculando la estabilidad que pide el Rey con la necesidad de solucionar problemas como el acceso a la vivienda o el coste de la vida.
Bloque de izquierdas y nacionalistas: críticas y reproches
- Sumar y Podemos: Califican el discurso de «decepcionante». Critican el silencio del monarca sobre conflictos internacionales (como Palestina) y le reprochan una visión nostálgica del pasado que, a su juicio, ignora la precariedad económica actual.
- Independentismo catalán (Junts y ERC): Ambos partidos recordaron el 1 de octubre. Jordi Turull (Junts) tachó de «surrealista» que el Rey hable contra el extremismo, mientras que Oriol Junqueras (ERC) le acusó de haber «animado a la violencia» en el pasado.
- PNV y EH Bildu: Los nacionalistas vascos centraron su crítica en la falta de transparencia histórica, exigiendo una nueva Ley de Secretos Oficiales. Por su parte, EH Bildu ignoró el contenido del mensaje afirmando que los vascos «no tienen rey».
















