La Asociación «Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio» denunció públicamente este viernes que la ausencia de inspección por parte de las administraciones competentes en materia de patrimonio histórico-artístico, en este caso, tratándose de un Bien de Interés Cultural, especialmente a la Junta de Castilla y León y su Servicio Territorial en Salamanca, tiene como consecuencia que las deficiencias no se corrijan y, con ellas, los daños causados sean de gravedad, como ocurre en los muros de la Iglesia de la Clerecía que dan a la Calle Serranos.
Esas deficiencias, que cualquier peatón puede observar, son de muy diversa índole. «Basta apreciar la aparición de vegetación, eflorescencias, líquenes, ausencia de alguna teja e, incluso, recordar las intervenciones de los bomberos debido a desprendimientos producidos en esa zona en los últimos años y que, tristemente, no serán los últimos», indica.
Agrega que «la mala evacuación de las aguas pluviales recogidas por los tejados de la iglesia y del colegio (hoy Universidad Pontificia) anexo están dañando, desde hace bastantes meses, al extraordinario conjunto de vítores que estas piedras custodian. Además, de forma irreversible y a la vista de los responsables institucionales y de los técnicos a su cargo, así como de quienes nos visitan y descubren la profunda incoherencia en que vive una ciudad que presume de arte e historia mientras el patrimonio que atesora carece de vigilancia y, por tanto, de los más mínimos planes de conservación y mantenimiento que aseguren su perfecto estado y pervivencia. Demasiados planes e, incluso, la legislación están fallando cuando se producen estas circunstancias y es que, su aplicación (y el futuro de nuestro patrimonio), depende de personas que no están dedicadas precisamente a lo que se espera de ellas».
Precisamente esto ocurre en la zona en la que los estudios de Alexandra Mª Gutiérrez Hernández, doctora en Historia del Arte y profesora de la Universidad de Salamanca, han documentado la montea de la cúpula de la propia Iglesia de la Clerecía. Las incisiones de la montea, en piedra arenisca afectada por el agua, también se están viendo afectadas ocasionando su pérdida allí donde la piedra se humedece.















