La comunidad de las Úrsulas

[dropcap]E[/dropcap]l monasterio de las Úrsulas acogió desde el primer momento a un gran número de mujeres salmantinas, llegando a contar con una comunidad de 30 religiosas. El arzobispo dejó estipulado que el cargo de abadesa debía ser otorgado por él y, después de su muerte, por quién hubiera dejado estipulado. El número de religiosas no podía superar el medio centenar y debían ser todas ellas vírgenes, solamente en casos excepcionales podía acceder a la clausura una mujer no núbil.

El convento presenta tres puertas en su fachada sur, correspondiendo dos de ellas a la iglesia y una tercera al monasterio. Las dos primeras, realizadas en 1722, se abren a la nave del templo. Son barrocas y se las debemos a Jerónimo García de Quiñones. En la primera puerta, el frontón alberga el escudo de Alonso de Fonseca II con la cruz patriarcal y el tocado arzobispal. Las metopas del friso presentan iconos alusivos a la Virgen María. En el dintel se encuentra una cartela con los brazos de Cristo y San Francisco cruzados, emblema de la orden franciscana. La segunda puerta presenta el escudo del conde de Monterrey y virrey de Nápoles con la Cruz de Santiago, las metopas del friso se decoran con florones barrocos, y en el entablamento aparece otra cartela con iconografía típicamente franciscana: “Las Cinco Llagas”. La puerta del convento está coronada por una escultura gótica representando a un ángel que sostiene el escudo arzobispal.

[pull_quote_left]En la primera puerta, el frontón alberga el escudo de Alonso de Fonseca II con la cruz patriarcal y el tocado arzobispal. Las metopas del friso presentan iconos alusivos a la Virgen María. [/pull_quote_left]El templo es gótico, de una sola nave, con doble coro a los pies y con presbiterio poligonal. El coro bajo contiene dos artesonados de gran valor y un museo con obras pictóricas correspondientes a un antiguo retablo. La planta de la iglesia responde a su doble función: templo del convento y lugar de sepultura, sin capillas en los laterales. En la cabecera se encuentra el lugar destinado al enterramiento del fundador, la tumba de Alonso II de Fonseca, muerto en 1512, y en las hornacinas del presbiterio las de sus familiares. El sepulcro del arzobispo es obra de Diego de Siloe, y está datado en 1529. Tallado en mármol, fue encargado por Alonso de Fonseca III, cuando su padre ya había fallecido.

La capilla se cubre con bóveda de crucería estrellada. Cuatro de los cinco paños del ábside ostentan los escudos de los cuatro apellidos del fundador: Acevedo, Fonseca, Ulloa y Maldonado. Para el ingreso en el convento eran preferidas las vírgenes pertenecientes a estos nobles linajes, por el orden expuesto. El retablo es del siglo XVIII, obra de Miguel Martínez. Sustituyó a uno anterior renacentista, del que se exponen varias tablas en el museo del convento. En el retablo actual destaca el relieve de la Anunciación y el expositor del Santísimo, abridero y rodeado de espejos.

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