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Logran los primeros frutos de trufa negra en Salamanca

Una de las trufas cultivadas por la Usal. (Foto: Usal)

El Grupo de Palinología y Conservación Vegetal de la Universidad de Salamanca ha conseguido los primeros frutos de trufa negra en Salamanca, algo inédito en nuestra provincia, ya que las condiciones de suelo no son las adecuadas para este cultivo.

 

Se trata de la producción de trufa negra más alejada de la zona de producción silvestre, en la que se ha logrado cumplir las condiciones para la fructificación, sin necesidad de grandes actuaciones externas, como enmiendas calizas, según explicaron Juan Manuel Corchado, vicerrector de Investigación y Transferencia, y de José Sánchez Sánchez, director del Instituto Hispano-Luso de Investigaciones Agrarias (CIALE).

La truficultura es una actividad algo complicada, de resultados inciertos y con un largo plazo de recuperación de la inversión. Las primeras trufas comienzan a recogerse a los 5-7 años y la “plena producción” no se alcanza hasta los 10-15 años. Se limita a zonas calcáreas con suelos bien drenados, con pH subalcalino entre 7.5 y 8.5 y presencia de caliza activa, situadas entre 500 y 1,200 msnm, con precipitaciones entre 450 y 950 mm anuales con tormentas estivales y con cierta pendiente.

Por ello, su presencia no ha sido citada en el oeste peninsular y los cultivos se han concentrado en las zonas donde fructifica de modo natural, como parece lógico. El Grupo de Palinología y Conservación Vegetal, dirigido por el profesor de Botánica, José Sánchez Sánchez, realizó sus primeros estudios del suelo de encinares próximos (La Orbada), donde no se encontró el hongo de manera natural.

Plantación trufera

Aun así, se realizó una pequeña plantación trufera en las riberas del Tormes, en una parcela de regadío situada en Aldearrubia (Salamanca). En 2005 se plantaron seis encinas (en dos grupos de tres) y limitando los cuidados a la de poda de formación y riegos de mantenimiento, en verano. Los árboles crecieron muy lentamente y aún hoy no han comenzado a producir quemados, que aparecen entre el quinto y séptimo año. Todo ello apuntaba, según Sánchez, “a que las condiciones de la zona no cumplían con las necesidades de la simbiosis”.

La persistencia en el trabajo dio sus frutos. El 24 de enero de 2015 se localizaron las primeras trufas en dos árboles y a los diez días se localizaron más, en otros dos, por lo que la producción se centra en 4 de 6 árboles, con un peso total de algo más de 1.000 gramos. La cosecha, extrapolada a una hectárea con una densidad de plantación habitual de 250 pies/hectárea, equivale a casi 40 kilos/ha, lo que los expertos consideran más bien alta. Las trufas encontradas son de distintos tamaños y dos superaron los 154 gr. Para el director del proyecto, los frutos obtenidos en esta campaña, que finalizó el pasado fin de semana, se pude considerar como “de grado óptimo en la maduración y con gran calidad organoléptica”.

La trufa negra es la fructificación del hongo Tuber melanosporum Vittad, que vive en simbiosis con plantas, principalmente encinas. Es muy valorada por su característico e intenso aroma y puede cultivarse. España es el segundo productor mundial, después de Francia, con más de 10.000 hectáreas cultivadas y tanto la producción como los precios medios varían mucho entre campañas.

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