El peor amigo del traficante

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Deny, uno de los dos perros detectores de drogas de la Guardia Civil de Salamanca.

La Guardia Civil de Salamanca tiene dos perros adscritos al Grupo Cinológico especializados en la detección de drogas.

 

Son los que están causando verdaderos estragos en los controles que se ubican en las carreteras de la provincia, detectando alijos de distinto tamaño en vehículos particulares y de transporte colectivo, por camuflada que lleven la droga.

«Para ellos es un juego«, explica uno de los agentes que es el guía de Deny, un pastor alemán checo corpulento y de buen carácter, fuerte como un roble. «No trabajan. Ellos van a a jugar. Yo tengo que convencerle para que venga conmigo y coja el rodillo, que es su juguete», comenta.

El entrenamiento del perro, que dura seis meses y se le suele dar cuando tienen un año y medio de vida, consiste en enseñarle los olores en los que se les quiere especializar (drogas, papel o tienta para detectar dinero falso, explosivos, cadáveres…) y asociar la detección de esos olores con conseguir el premio del rodillo para jugar. «Él mete los goles -encuentra la droga- y yo me ocupo de todo: soy su médico, su defensa, lo alimento,…» comenta el agente guía de Deny.

Tanto Deny como Max, el otro perro detector de droga de la Guardia Civil salmantina (otro pastor alemán de siete años y medio), tendrían que jubilarse a los ocho años, pero ahora con la crisis tienen que tirar hasta que el cuerpo aguante, como los humanos.

 GALERÍA DE FOTOS DE LOS PERROS DETECTORES DE DROGAS, AQUÍ

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