[dropcap]A [/dropcap]principios de marzo empezamos la publicación del presente artículo, del que hoy libramos la quinta, pudiendo decir que he recibido una serie de comentarios sobre el tema. Y más que cabe esperar, si se considera por los lectores de La Crónica, que en España hay partidos antisistema y populistas, con no poco riesgo de una cierta estabilidad política.
5. EL POPULISMO EN LA FRANCIA DE LA DÉCADA DE 1950
Visto el populismo en Iberoamérica y sobre todo en Venezuela, apreciamos como este también ha tenido sus manifestaciones en Europa. Aparte de lo mucho que de populismo hubo en el partido fascista de Italia, y nazi de Alemania, lo cierto es que, después de la Segunda Guerra Mundial, el llamado poujadismo, derivado del nombre de Pierre Poujade, fue un movimiento político y sindical francés que tuvo no poco predicamento en la década de 1950.
Papelero de Saint-Céré, en el departamento de Lot, Poujade protestó contra la desigualdad en nombre de los comerciantes y los trabajadores, denunciando lo que él llamaba «el Estado vampiro» que fagocitaba las clases medias y favorecía a las grandes fortunas. El personaje había militado en la Resistencia, y era un excelente orador, que logró reunir 230.000 personas en un mitin celebrado en París en enero de 1955. Entonces, Poujade llegó a contar con el apoyo del Partido Comunista Francés y de parte de los sindicatos, a pesar de su ideología populista, con no pocos rasgos de xenofobia, incluida la demonización de Pierre Mèndes France por ser judío.
Los poujadistas reivindicaban la defensa de los comerciantes y artesanos frente al peligro que suponían las grandes superficies comerciales aparecidas después de la guerra, y criticaba asimismo la ineficacia del parlamentarismo de la IV República. En ese sentido, propugnó la nacionalización de la banca, la reducción de impuestos a los comerciantes y asalariados y la supresión de privilegios a los políticos, todo ello en pro de un reparto más justo de la renta.
[pull_quote_left]Beppe Grillo advierte de que la revolución más importante en Italia es la de la honestidad: «La corrupción se ha institucionalizado. Los nuevos mafiosos están ya dentro del sistema y hacen las leyes. Es aterrador. Y lo peor es que Italia ha sido reconstruida de tal manera que si eres una persona de bien te expulsan del sistema y eres considerado estúpido. [/pull_quote_left]Dos millones y medio de franceses votaron a favor de las propuestas de Poujade, que finalmente se desinfló en 1958 tras la fundación de la V República y el retorno de De Gaulle al poder. En cualquier caso, el término poujadismo adquirió un matiz peyorativo para referirse a un movimiento político corporativista con tendencias reaccionarias, propio de las clases medias y también de la pequeña burguesía. Y sin duda, ese matiz de denostación del poujadismo contribuyó al mayor o menor desdén que muchos aplican a los populistas de la Europa actual.
6. EL NUEVO POPULISMO EUROPEO
La crisis de la eurozona sobre la sostenibilidad del euro -argumenta Erik Nielsen, economista principal en UniCredit- dio origen a «expresiones generales de cólera popular, sobre todo por los trabajadores menos especializados y por los más viejos; en relación con las malas perspectivas económicas, algo que siempre abasteció de combustible la aparición y subida de partidos populistas en pretendida defensa de la gente», con todo un elenco de formaciones de muy distinta naturaleza: Sweden Demokrata, Deutsche Alternativ, Osterreicher Freiheit, Syriza, MSE, Frente Nacional, UKIP. Si bien aquí solo nos ocupamos de los casos de Italia y Grecia.
A. Movimiento 5 Estrellas en Italia
Hasta hace pocos años, Beppe Grillo (Génova, 1948) era solo un cómico que, entre broma y broma, ponía el dedo en la llaga de los principales problemas de Italia. «Los espectadores -explicó durante una larga conversación en Milán- salían de mis obras diciendo: bien, Beppe, ¿y ahora qué hacemos?». De aquella pregunta surgió un programa político -cuyos dos puntos principales son la renta básica y la salida del euro- y una serie de listas cívicas con las que su partido empezó a entrar en los ayuntamientos y las regiones hasta llegar, en 2013, al Parlamento Pablo Ordaz.
Tras el asalto al poder iniciado en 2005 por Beppe Grillo y Gianroberto Casaleggio -un empresario milanés experto en redes sociales-, el M5S (Movimiento 5 Estrellas) es hoy la segunda fuerza política en Italia, disponiendo de 11 alcaldes, 17 parlamentarios europeos, 91 diputados, 36 senadores y 1.500 consejeros municipales y regionales, todos los cuales renuncian a buena parte del sueldo, rechazándose al propio tiempo los 42 millones de financiación pública que le corresponden al M5S.
En 2013, Grillo tuvo la oportunidad de aliarse con el Partido Democrático (PD) y jubilar para siempre a Silvio Berlusconi, pero prefirió no hacerlo:
Nosotros no podemos pactar con el PD por dos razones muy sencillas: en primer lugar, porque es un partido que siempre ha sido socio, de una u otra manera, de Forza Italia (FI), cuyo fundador, Marcello Dell’Utri, está en la cárcel por asociación mafiosa, y cuyo líder, Silvio Berlusconi, fue expulsado del Senado después de su condena por delito fiscal. El PD y FI siempre han sido socios y hacen todo lo posible para que no cambie nada en este país. La segunda razón es que aliarse con uno o con otro para obtener algo a cambio supone reproducir el viejo concepto de la política. El compromiso, los favores, yo te doy una cosa y tú me das otra, sin tener en cuenta al país y a los ciudadanos.
Nuestra verdadera revolución es la de ser honestos en medio de un sistema corrupto. Hemos hecho de la honestidad nuestra bandera. Italia está muy mal, y no se dan cuenta de que si caemos nosotros aparecerá Aurora Dorada [partido neonazi griego], fuerzas de ultraderecha que están naciendo en toda Europa. Somos nosotros los que mantenemos un poco la democracia en pie. Si caemos, este país se volverá peligroso.
Inevitablemente, Grillo se ha topado con algunas incomprensiones internas: 18 diputados y otros tantos senadores se marcharon o fueron expulsados del M5E, y según Grillo, el motivo está claro: «Embarcamos en el proyecto a personas que ni siquiera conocíamos, y resultó que eran débiles y se dejaron subyugar por el sistema. Pero yo estoy contento. Ahora somos más fuertes». Sobre la posibilidad de que tampoco una parte de su electorado -casi 10 millones de votos- haya entendido su rotunda negativa a pactar, se muestra aún más seguro: «Prefiero que me acusen de ser puro y duro que de hacer pactos a escondidas con partidos corruptos. Prefiero perder votos por no pactar a ganarlos por aliarme con mafiosos».
Y, pese a todo, el líder del M5S advierte de que la revolución más importante en Italia es la de la honestidad: «La corrupción se ha institucionalizado. Los nuevos mafiosos están ya dentro del sistema y hacen las leyes. Es aterrador. Y lo peor es que Italia ha sido reconstruida de tal manera que si eres una persona de bien te expulsan del sistema y eres considerado estúpido. Es muy difícil salir adelante de forma honesta. De ahí mi rabia. No es marketing. Es una rabia compartida con 10 millones de personas. Por eso no tengo ninguna duda de que, antes o después, venceremos».
Pero siendo interesante el caso M5S, lo cierto es que su relación con Podemos es más bien escasa; mucho mayor es la que mantiene con el movimiento populista de Grecia, del nos ocuparemos la semana próxima.
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