Opinión

Una tradición muy salmantina

[dropcap]S[/dropcap]i existe una tradición de la que los salmantinos debemos sentirnos muy orgullosos es la fiesta del Lunes de Aguas. Una fiesta que, año tras año, sigue celebrándose de forma intacta en nuestra ciudad y provincia, a pesar de que en numerosas ocasiones las condiciones meteorológicas hacen lo imposible para poder disfrutar de tan señalado día.

El lunes de aguas es el día en el que todos los salmantinos y salmantinas disfrutamos de una magnífica tarde con la familia y los amigos, disfrutando de la naturaleza –bien en las orillas del río Tormes, tal y como manda la tradición, o en distintos parajes de la provincia- comienzo el típico hornazo, que hoy por hoy es una de nuestras joyas gastronómicas. Es una tradición con más de cuatrocientos años que se disfruta no solamente en la capital charra, sino en muchos de los municipios de su provincia. En muchas ocasiones es una buena forma de despedir las vacaciones de Semana Santa y empezar el último trimestre del curso. Además, es una de las tradiciones cuyo origen resulta más llamativo a muchos estudiantes de otras provincias.

lunes de aguas puente romano
El Puente Romano continúa siendo, cuatro siglos después, un lugar de referencia para comer el hornazo.

La historia de esta festividad se remonta al siglo XVI, cuando el monarca Felipe II, con apenas 16 años y de ferviente católico elige a Salamanca como su lugar para celebrar su matrimonio con María Manuela de Portugal (la primera de sus cuatro mujeres). Salamanca, que gozaba de un gran prestigio como centro del saber y religioso y que no dejó indiferente a Felipe II, ya que observó el libertinaje que existía en la ciudad, en la que el vicio y el placer tenían un gran protagonismo. Fue por este motivo que se emite una ordenanza por la que se destierran a todas las prostitutas de la ciudad a la otra orilla del río Tormes hasta el lunes siguiente a la Pascua. De esta manera, la ciudad de Salamanca –uno de los focos del saber más importantes en la Europa del Renacimiento- sería un ejemplo de penitencia y arrepentimiento. Durante el período de la Cuaresma, las prostitutas serían vigiladas por el llamado “Padre Putas”, quién el lunes siguiente a la Pascua (Lunes de Aguas) sería el encargado de transportar nuevamente a las prostitutas a la ciudad. Los estudiantes se encargarían de buscar las barcas y crear el ambiente festivo para un día tan especial. La reunión en la orilla del río era una gran celebración en la que tenían cabida la comida, el vino y el baile.

Sin embargo, la tradición de la festividad del lunes de aguas se extiende a otros puntos de la provincia de Salamanca, con celebraciones de diversa índole: romerías, encierros de vaquillas, fiestas en honor a distintas Vírgenes, que nos hacen pensar no solo en un origen religioso de la fiesta, sino también a cultos de origen pagano, como han señalado muchos autores. Además, la denominación “Lunes de Aguas” podría referirse a una serie de cultos de iniciación de la primavera, a la lluvia y a la naturaleza. Es fácil pensarlo, si tenemos en cuenta que actualmente se trata de una fiesta en la que hay una gran relación con el contacto con los bosques y la naturaleza. Además, existen numerosas fiestas de primavera similares en otros puntos de Castilla y León o el resto del país.

Sea como fuere, os animo a todos los salmantinos y salmantinas que disfrutéis de este día tan “charro” (una bonita forma de denominarlo), disfrutando del delicioso hornazo con vuestros amigos o familiares, y que no solamente empiece ese “renacer” del buen tiempo que se avecina, sino una nueva etapa que hay que mirar con gran ilusión.

Por José Manuel Muñoz Félix.

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