Jesús Málaga presenta este lunes, día 20, en el Casino a las 20.00 horas, su libro ‘Desde el balcón de la Plaza Mayor, Memorias de un Alcalde’, donde repasa los últimos 50 años de la historia de la ciudad y en esta conversación habla del Mayo del 68, de los primeros comicios democráticos y de la irrupción de las redes sociales
¿Ha cambiado mucho Salamanca desde que usted era un muchacho?
Muchísimo. La Salamanca infantil que recuerdo era prácticamente rural. Había caballerías por la calle. Era una ciudad preindustrial. Todavía se podía ver a niños que salían del hospicio conducidos por mojas de la Caridad que llevaban unos velos de metro y medio, que para pasar por una puerta tenían que ir de lado.
¿Cuándo se produjo el gran cambio?
El gran cambio viene con la Democracia. Los primeros años de los ayuntamientos democráticos son los que logran el gran cambio y Salamanca no fue ajena. Aunque sí es verdad que debido a la singularidad de la ciudad se hizo de distinta forma.
¿A qué se refiere?
Por ejemplo aquí hicimos mucho hincapié en salvar el Barrio Antiguo, que en otras ciudades al no tenerlo, no fue necesario. También nos preocupamos mucho por la cultura, por la educación,… porque son temas identitarios de la ciudad.
¿Salamanca se ha adaptado bien?
Sí, creo que en estos momentos, Salamanca es una de las ciudades más hermosas, más bellas y mejor conservadas de España. Llegamos un pelín tarde a salvar todo el Barrio Antiguo. Si se fijan en la zona de Iscar Peyra es por donde venía el Barrio Antiguo o la zona de Crespo Rascón, que es por donde iban avanzando los especuladores, al igual que por Canalejas o el Paseo de Carmelitas. Cuando llegamos nosotros paramos ahí, pero hubiera sido precioso que Iscar Peyra hubiera conservado su trazado original.
¿Cómo fueron los años 60 en Salamanca?
Llegué a la Universidad en 63 y estuve hasta el 69. En aquellos momentos, la Universidad de Salamanca era una ebullición. Todo era asambleas, lecturas de filósofos, de políticos de la derecha y de la izquierda, cada uno donde se posicionaba. Era como una preparación para lo que iba a ser la Democracia. La Universidad era un hervidero. Allí se estudiaba, pero había manifestaciones por la mañana, por la tarde y por la noche. Aprendías en las aulas, pero también fuera de ellas. La Universidad era rica en todos los lugares.
¿Queda algo de aquella Universidad?
Poco. Todo el proceso reivindicativo, al venir la Democracia, salta de las universidades a otros lugares, por lo que las universidades quedan reducidas para lo que son, para el estudio y poco más. Lo que pasa es que los que vivimos aquella época, lo tenemos como añoranza y lo echamos de menos.
Pero, ¿los universitarios no deberían de ser un poco contestatarios?
Como no lo sean ahora, con veinte años, difícilmente lo van a ser después.
Hemos vivido unos veinte años, ya en Democracia, donde la Universidad ha sido una balsa, ¿Debería haber seguido siendo un hervidero?
No lo sé. Hay que tener en cuenta que yo hablo de los años de la Revolución de mayo del 68, todo lo que conllevo aquello, París…
¿Aquí se vivió intensamente el mayo del 68?
Sí, tuvo una gran repercusión. Salamanca lo vivió intensamente. La Universidad fue cerrada varias veces. Salamanca tuvo su protagonismo, pero hay una cosa que aquí se da muy claramente, la dicotomía entre la ciudad y la Universidad.
Durante 800 años han ido de la mano, ¿pero en líneas paralelas?
Incluso yo diría que no han ido ni de la mano. Creo que cada una ha ido a su ‘bola’. Aquí la ciudad ha respondido a un modelo agrario, una ciudad de La Armuña, tipo Zamora y tenía en la chepa a la Universidad. La Universidad tenía su propia inercia, su propia marcha,… y han ido juntas pero no revueltas.
¿No le da pena este hecho?
Sí, mucha, porque Salamanca no ha sabido aprovecharse de la Universidad. Cuando nosotros estuvimos en el Ayuntamiento intentamos ir juntos. Por ejemplo, toda la programación cultural la hacíamos conjuntamente. Fue una época gloriosa. Íbamos de la mano en la programación cultural la Universidad, el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León y el Estado.
¿Cree que con el VIII Centenario se intentará?
Fui uno de los que empezó con todo lo del VIII Centenario, siempre he creído en ello, pero tal como van las cosas, soy bastante pesimista.
Volvamos a Mayo del 68. Está muy próxima la caída de la Dictadura, ¿cómo se vivió en Salamanca esos momentos?
Hay que tener en cuenta que Salamanca tenía dos corrientes muy separadas. Una, aquí nació la CEDA y todo el tema de Falange, y en las primeras elecciones democráticas, la ultraderecha tuvo más de 2.500 votos. Por lo que había muchas personas que aún estaban ligadas al viejo régimen y respondían a esos criterios. Eso sí, optaron pronto por los dos partidos mayoritarios en esos momentos, UCD y PSOE, se quedó votado con varios miles de salmantinos, pero fuera del Ayuntamiento AP, lo que ahora es el PP.
Jesús, ¿la Democracia es lo que esperaba?
Creo que la Democracia ha sido adquirida por el país con unos grados bastante aceptables, hasta que se nos ha ido de las manos, que es el momento en el que estamos ahora, donde hay muchísimos procesos de corrupción que son intolerables en una Democracia madura. Entonces, creo que hay que hacer una parada y fonda y revisar todos estos temas, porque si no se la pueden llevar de calle. Es verdad que estamos anclados en Europa, pero para tener una Democracia de calidad, tenemos que tener una cosa clara: Es incompatible la corrupción con la Democracia. Diría más, creo que los ciudadanos se han apartado de la Democracia porque tenemos una Democracia muy del estilo del siglo XIX o XX y tememos que ir a la del siglo XXI, en el que los ciudadanos puedan colaborar y participar más activamente y no cada cuatro años. En esto, todos los partidos o lo maduran y lo modifican o lo tienen crudo, porque ahora queremos participar los cuatro años consecutivos y decir si estos nos gusta o no.
¿Cree que las redes sociales han logrado un punto de inflexión para que los dirigentes sepan lo que están pensando los ciudadanos casi al minuto?
Eso ha sido muy positivo. Todo lo que sea la corrección es bueno. Vamos a ser claros: el político es un ser humano y tiene su criterio y es bueno que los contraste con los demás. La inmediatez de las redes sociales es estupenda, cuando funcionan normalmente, están haciendo ese proceso de corrección que el político necesita.
Por lo que tienen que estar vigilante…
¡Hombre, claro! El político no puede estar encerrado en un despacho esperando a hacer, porque eso es el absolutismo decimonónico. Una Democracia significa que usted tiene que estar atento a todo lo que se está debatiendo y se está cociendo en su circunscripción para saber lo que realmente quieren y demandan los ciudadanos y ver si se puede suministrar lo que ellos piden.
Lo que en los ochenta era pulsar al ciudadano en un café.
¡Claro! Ahora es mucho más fácil, aunque tiene sus trampas, pero hay que saberlas y jugar con ellas.
2 comentarios en «Jesús Málaga: «Salamanca no ha sabido aprovecharse de la Universidad»»
¡Qué razón tienes, Jesús! En aquel tiempo la cultura era defendida conjuntamente por la Universidad, el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León y el Estado. Y además, por la Caja de Ahorros y por empresas como Iberduero. Yo lo sé de buena tinta porque gracias a ello se apoyaron infinidad de ideas, como, por lo que a mí respecta, la creación de la SALA DE LAS TORTUGAS. por todo ello, querido amigo Jesús, siempre te estaré agradecido.
Efectivamente, Salamanca dependía fundamentalmente de la Caja de Ahorros y de la Universidad. Desparecida en combate la primera -por aquello del músculo financiero- queda la segunda, la cual está siendo «jibarizada» sin que los salmantinos salgan a defenderla.
Más del 50% de la economía de Salamanca depende de su Universidad. Su Rector dicen que le están haciendo un «corralito»…y todos aplaudiendo con las orejas cuando vienen a hacerse fotos en sus magníficas aulas…mientras le amortizan su principal activo…los profesores…
En Palencia les quisieron quitar las galleteras…y salieron todos a la calle -la derecha, la izquierda, el centro, los sindicatos, la patronal, las asociaciones de vecinos y los vecinos…y no solamente consiguieron que nos se las llevaran a los alfoces de Madrid o Barcelona…si no consiguieron que prácticamente todas las galletas de España se fabriquen en esa Provincia…naciendo cada año una fábrica nueva…y generando mucha riqueza a su alrededor.
¿Qué harían los de Valladolid si le hicieran un «corralito» a su Ranault…saldrían todos a la calle…
Parece que en Salamanca es todo lo contrario…nos encanta manifestarnos por lo que no es de aquí…y pasar olímpicamente de lo que heredamos desde hace 800 años.
La muerte social y económica de la provincia se evidencia con la pérdida cada año de más de 2.500 habitantes.
¿Hacemos algo o seguimos con aquello de «cuantos menos seamos…a más tocamos?.