Haciendo honor a su sobrenombre ‘rey de los charcos’, san Marcos se ha celebrado en un día en el que la lluvia ha reinado. Muchos han sido los que se han acercado este fin de semana a esta pintoresca villa serrana para acompañar a mayordomos, autoridades y vecinos de Cepeda y vivir una de las tradiciones más ancestrales de la comarca, la ‘Bendición de los Campos’.
Este año ha sido muy especial ya que, además de la celebración de la Misa Mayor, la procesión y el ofertorio de san Marcos, las danzas han vuelto a formar parte del festejo, dando todavía más colorido y alegría. El tamborilero Marcelino Pérez junto con el ‘guión’ o ‘gracioso’, Antonio Hernández, los danzarines y ramajeras, acompañaron la procesión del santo por las calles cepedanas.
La ofrenda comenzó en la plaza mayor, pero por inclemencias del tiempo se optó por seguir el ofertorio en la cooperativa, donde el pueblo reunido disfrutó de losbailes en honor a uno de sus patrones más emblemáticos. El paleo, el ramo y la botella, bailes típicos de la zona, formaron parte de las ofrendas. Uno de los momentos más emotivos del acto se vivió cuando los danzarines y ramajeras recitaron ante el santo sus‘relaciones’, peticiones y agradecimientos en verso.
Ritos
Un año más, y enraizando con antiguos ritos, el párroco realizó la ‘Bendición de los Campos’, para propiciar la fertilidad de los campos.
Al acabar el ofertorio, el santo fue portado de vuelta en procesión a la ermita del Humilladero, ya que, como es tradición, la víspera se había subido hasta la iglesia.
En esta pequeña ermita, en la entrada de Cepeda, permanecerá San Marcos, hasta que el próximo año los cepedanos vuelvan a festejar con fervor, una de las fiestas más entrañables de la Sierra de Francia. Una buena oportunidad para conocer y disfrutar de la riqueza etnográfica de la comarca.
Texto y fotos: Rosa Gómez