Opinión

¿Ves?

«El tiempo lo cura todo, pensé, menos la verdad» (Carlos Ruiz-Zafón)

¿Ves? ¿Qué ves? Ante ti, algo o alguien. Un persona (un cuerpo), una serie de circunstancias. ¿Ves? ¿Qué ves? Un trabajo, momentos de ocio, relaciones. Relaciones entre cuerpos. Con cuerpos.

¿Ves? ¿Qué ves? Un triunfo, un problema, un cambio, una derrota. Eso es lo que ves. Eso es lo que vemos.

Y todo eso no son más que marcos, marcos que encuadran «cuadros»; «cuadros» que encierran verdaderas obras de arte. Llámalos «apariencias», «hechizos», «trucos de mago». Marcos de prestidigitador experimentado.

Mira. Tienes un cuerpo ante ti, el de esa persona con la que te relacionas del modo que sea. El cuerpo ¿lo es todo? ¿Lo que guarda ese ser puede almacenarse en unas proporciones, un estilo, una altura, unas curvas, una armonía, una belleza, una fealdad? ¿Tú cabes en lo que tan rápido se deteriora? ¿Te piensas (y te sientes a ti mismo) como un cuerpo, exclusivamente como un cuerpo? ¿Estás seguro de eso?

Un triunfo, un problema, un cambio, una derrota… ¿Te quedarías ahí o mirarías un poco más allá? Como yo, habrás oído una y mil vez lo del engaño de las apariencias. ¿Y si empezaras a ver cada una de las cosas que te suceden en la vida como escenas de una película, piezas de teatro, momentos a experimentar? Invierte la percepción y rompe el hechizo. ¿Y si todo lo que ves no fuera tan ‘real’? ¿Y si tú fueras el principal actor de este ilusionismo? ¿Y si hubiera algo más que ese cúmulo que cosas no parece pasar nunca jamás?

Imagina un marco desproporcionadamente grande, lleno de color, tallado en una madera riquísima, con incrustaciones de nácar y marfil. Un marco que ocultase una magnífica obra de arte. Y, ahora, imagina que le colocan tamaño adorno a ‘La Gioconda’ de Leonardo da Vinci; a ‘Las Meninas’ de Velázquez… y que el público acudiera a los museos a contemplar marcos bellos y no cuadros bellos. Imagina que pagases la entrada de cine para ver los anuncios del principio y no la película; pagar para admirar boquiabierto los ‘traillers’ y no prestar atención al largometraje que llega a continuación. Imagina que lo único que te importa de un restaurante donde vas a cenar es lo bonito de los platos o las copas y no la calidad de la comida y del vino que saborearás. Intenta imaginarlo por un instante. ¿Qué tal?

Cuerpos, triunfos, problemas, cambios, derrotas… y relaciones; sobre todo, relaciones. Inmensos marcos llenos de ajetreo y anécdotas coloristas para impedirte ver lo que se encuentra detrás. Marcos exagerados, grandiosos, cuajados de orfebrería, atiborrados de detalles, de emociones; sí: de detalles emocionales. Marcos que juegan a despistarte, a distraerte, a la locura, para que no veas la obra de arte magnífica que te aguarda detrás.

¿Que qué obra de arte es? Empieza por V; V de Verdad: la única Victoria de saber Ver que obtiene el que hace ‘click’... y al que todo empieza a hacerle ‘clack’.

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