Whiski para los Pájaros es una banda salmantina de rock que actuará en el CAEM el viernes 15 de mayo a las 22.00 horas. La banda la integran: Óscar Borona, voz y letras, Jesús Cobos, guitarra, Fran Hermoso, guitarra, Víctor Caballero, teclados y Laurent Shadmann, batería.

El nombre del grupo Whisky para los pájaros surgió de una anécdota. Ellos estaban en una reunión amistosa, viendo pasar las horas en un parque, y un pequeño gorrión se posó un momento en la botella de whisky, no bebió, pero la imagen les resultó a los músicos curiosa y artística y decidieron ‘tomarlo’ como nombre para el grupo.
Óscar Borona, vocalista del grupo, viene de la rama poética y siempre concibió el nombre de una manera más poética de la que se interpreta. Más que vividores, la metáfora lo que viene a decir es la alegría como estado de ánimo y el pájara, como animal humilde por excelencia. «En mi rollo mental va más por ahí, la alegría de los pequeños momentos. Personas humildes, de a píe,…», señala.
Borona, al ser el letrista de las letras, utiliza muchas metáforas, algunas de ellas animan al aficionado a vivir el momento, «es fundamental aprovechar el día y la noche. Carpe Díem y Carpe noctem. El gran mensaje viene a ser este».
¿No les da miedo el vértigo al abismo?
Óscar Borona: Cuando tienes alas, no hay vértigo ninguno.
Vienen de un proyecto que se llamaba Deseo de ser Piel Roja. ¿Cuánto tienen de indios?
Óscar Borona: Diría que todo. La noción de la proximidad con las corrientes más naturales de la vida, desde bañarte desnudo en el río a subir al alto del monte y vocear libremente, a la rebeldía que ello conlleva en estos tiempos modernos. El nombre del grupo es un poema en prosa de Kafka, que viene a decir que en estos tiempos modernos de grandes edificios,… El momento de las grandes piñas en las que nos concentramos para trabajar, le gustaría ser un piel roja y galopar libre.
¿Pero ahora los Piel Roja están en reservas?
Óscar Borona: Sí, los pocos que quedan… Salamanca es una reserva. Aquí hay muchas ganas de crear.
¿Por qué es una reserva?
Óscar Borona: Jesús Cobos -guitarrista de la banda- hizo Historia de Arte, aunque es un gran dibujante, y yo Filología Hispánica… porque quería escribir, por lo tanto siempre me he movido en ambientes con espíritu libre y con muchas ganas de crear.

¿Creéis que Salamanca tiene potencial musical?
Jesús Cobos: Sí, hay muchas personas en Salamanca dedicadas a la música. Creo que deberían darle cancha a los bares para que pudieran tocar, aunque fuera en acústico, porque hay muchos grupos de jóvenes que no tienen donde expresarse y no te digo nada cuando hacen versiones con el tema de la SGAE.
¿Qué creen que nos puede dar la música al público?
Óscar Borona: La música como un medio de expresión artística como la poesía, la pintura, la escultura,.. creo que la finalidad hermosa es que te ayuden a encontrarte a ti mismo y quizá ésta es una meta muy arriesgada y puede ser imposible, por lo que el objetivo más humilde es hacer un poquito más llevadero determinados momentos. La música acompaña, es un animal de compañía, porque hay música para todos los momentos.
Ese animal de compañía, ¿domesticado o salvaje?
Óscar Borona: Cuanto más libre haces sentir al otro mejor.
¿Qué es lo que van a escuchar los que se acerquen el vienes al CAEM a las 22.00 horas?
Jesús Cobos: Se van a pasar un rato muy divertido. Van a escuchar música y van a disfrutar. Vamos a hacer ruido y música. Las dos cosas. Tienes Resurrección que es un momento de relax y al mismo tiempo te creces o tienes otras que son rock and roll. Y otras que son un poco psicodélicas. El proyecto inicial era más rockero y luego lo suavizamos un poquito, no tanto por comercializarlo, sino porque nos apetecía hacer algo distinto.
Óscar Borona: Lo que van a escuchar es el primer disco que son diez canciones, bajo un título común que es Electroshock. Es un trabajo de rock desenfadado, con mucho vuelo y en base a las letras y al interés por expresarnos y buscar nuestra propia óptica o canal. Hubo un poco de debate cuando enfocamos la grabación, pero dimos un paso más serio y se optó por meter ciertas pinceladas psicodélicas. No sé que percibirá el público, pero sí hay ese aroma más envolvente, no tan en crudo. Hay seguidores que echan en falta esa música más cruda y directa. Ahora, musicalmente está mucho más trabajada y con mucho más mimo al matiz.

Sus canciones están repletas de metáforas y algunas de ellas son largas de más de seis minutos, ellos bromean alegando que Led Zeppelin tenía canciones muy largas y además en inglés y «lo escuchan». Sus letras tienen trasfondo, unas melodías muy cuidadas y tienen recuerdos de los años ochenta. «No es consciente, Cobos y yo somos los que más hemos vivido del grupo de los ochenta. Tuvimos la suerte de telonear a Loquillo aquí en Salamanca. De hecho, en mi caso tuve una especie de fiebre con El Último de la Fila, con Los Secretos... por lo que puede haber influencias de ellos, porque hemos mamado de ellos», explica Borona.
En Cocaína para el sol, hay un recuerdo ‘lejando’ a las de Junco de los ochenta. ¿Creen que las canciones sería un medio para decir que las drogas no son tan estupendas?
Oscar Borona: Tratamos de decir eso, pero las canciones se pueden interpretar de muchas maneras, porque el objeto artístico en sí se tiene que defender por sí solo. Nosotros quizá lo endulzamos un poco. Si te digo la verdad, cuando surgió la letra es como cuando ves un western, no estás en la película, ni eres tú el vaquero, pero te montas en el caballo, un poco fue así, fue una época en la que estaba leyendo cositas de Doors, de Jim Morrison,… lo de sexo, drogas y rock and roll.

Jesús Cobos: La canción es una metáfora en sí. Es lo mismo que cuando lees en la Biblia el sacrificio de Isaac, lo que estás interpretando es que no hay que hacer sacrificios humanos, aunque allí se pueda leer que mate a su hijo. No estamos diciendo ‘orina a la gente’ como dice la canción, es una posición, una situación ante la vida. Es un personaje el protagonista de la canción.
Oscar Borona: Partiendo de la base de que una vez que grabas la canción y el público la escucha ya es suya y la puede interpretar a su gusto. Las letras son pequeños caminos a que ellos la continúen. Son pequeñas sensaciones y ellos sacan sus propias conclusiones Electroshock o Metamorfosis, que abren y cierran el disco son estupendas, ambas dicen mucho y parten del mismo mensaje: Vive. Otros son historias cerradas, como el Club de los que bailan poco o Camarera a mediodía, donde conquistas a la chica y le haces el amor de día. Cuando te apetece hacer el amor de día es que te has enamorado. Se folla por la noche y se hace el amor por el día.



















