Opinión

Olor a asfalto

[dropcap]S[/dropcap]i el teniente coronel Kilgore de Apocalypse Now, interpretado por Robert Duvall, hubiera sido alcalde o concejal de alguna de las ciudades españolas en vez de soldado, hubiera dicho que ama el olor del asfalto por la mañana.
Porque eso parece que es lo que más les gusta a nuestros electos ediles. Se pirran por llenar nuestras carreteras de rotondas. Por pintar las líneas de las mismas. Por poblar las aceras con bancos y árboles y setos y flores y papeleras. Nuevas marquesinas de las paradas de los autobuses. Ensanchamiento de las zonas peatonales. Multiplicación milagrosa al estilo mesiánico de las plazas de aparcamiento. Surgen de la nada, como la mala hierba en primavera, los semáforos, las nuevas señales de tráfico, los parques, las barandillas repintadas de los puentes. Y los actos electorales a pie de calle. Eso sí que sí.

Esta primavera, esta eclosión de obra pública, solo se entiende si la llamamos populismo electoralista. Pero la cosa no queda solo ahí. Nuestros dirigentes, campechanos como ellos solos durante estos días, sacan a relucir sus bicicletas, sus palos de selfies, sus viajes en transporte público, sus visitas, espontaneas todas, a residencias, hospitales y asilos. Me dan nauseas ellos y su olor a asfalto.

La Democracia que tanto se aplaude no es más que un paripé, una mera pantomima. Vengo a tu barrio, sin traje ni corbata para que veas que yo también soy como tú, cercano como el vecino del 5º, en autobús, como tú, como losdemás pobres, te cuento lo que quieres oírme decir que voy a hacer, arreglo un poco los jardines, me votas y en los próximos cuatro años no me vuelves a ver el pelo. Pero, ten claro que volveré cuando me presente a la reelección.

A mediados del siglo V en Atenas se acuña el termino D?mokratía, traducido como “poder del pueblo”, durante el periodo de la Democracia Radical. En este periodo la participación ciudadana se fomentó otorgándole poder ilimitado en política interior y exterior a la asamblea de la Ekkl?sía, la cual estaba abierta a todos los ciudadanos.

¿Recordáis acaso cuando fue la última vez que tuvisteis algún poder decisorio en materia política? Tal vez fue durante las últimas elecciones. Cuando metisteis el sobrecito en la urna. Ese es vuestro “poder del pueblo” que más bien es un despotismo ilustrado, “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Desde aquella democracia radical, el poder popular se ha ido resumiendo hasta convertirse en meras consultas cuatrienales para elegir quien va a decidir todo por nosotros en un acto claramente paternalista. Tal vez fuera inviable, una asamblea a nivel nacional con participación abierta a todos los ciudadanos, no lo sé. Pero desde luego sí que es posible hacer referéndums o revocatorias de mandato como se hace en algunos países a los que tachamos de dictaduras. Pero estos temas mejor pasarlos por alto ¿verdad? Mejor venderlos como utopías, como sueños de locos.

Ah nuestra querida Democracia. Huele a conformismo, como tú. Y a asfalto.

Por Jonatán Durán Sánchez

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