[dropcap]H[/dropcap]ace ya algunos días que se celebró la fiesta de la Democracia y ahora sufrimos su resaca. Vimos, sobre todo a Ahora Madrid, celebrando su irrupción en el panorama político madrileño, oímos el “¡Qué hostia! ¡Qué hostia!” de Rita Barberá al conocer los resultados de las votaciones, vimos a Ada Colau llorar de alegría al convertirse en alcaldesa de Barcelona. Y ahora estamos viendo un baile, un Juego de Tronos en el que parece, como en la popular serie, que o ganas o mueres.
Digo esto refiriéndome a la señora Aguirre. Y es que, según parece, agarrar la butaca como sea es la prioridad máxima de la Condesa. Empezó tirándole piedras al tejado de su propio partido, poniéndole zancadillas a Cristina Cifuentes y metiéndole algunas puyas a Ana Botella, alcaldesa de Madrid hasta ahora aunque sin unas elecciones de por medio. Pero que queréis que os diga, si hay conato de revuelta en el seno Popular, a mi poco me importa.
La cuestión es que a Esperanza Aguirre, y a todo el “ultra-centrismo” español, parece que le produce urticaria que la Socialdemocracia española vuelva con otros nombres. Y digo que vuelve porque el socialismo del PSOE ni esta, ni se le espera.
Es todo más un proceso repentino de ebullición en ese “ultra-centrismo”. Esperanza comenzó intentando una coalición de PP, PSOE y C´s, ofreciéndoles cederles la alcaldía para frenar la llegada de Manuela Carmena de Ahora Madrid, que ella considera Izquierda Radical. Pero ante la negativa de Begoña Villacís de Ciudadanos Madrid y de Antonio Miguel Carmona del PSM (otro día hablare de este individuo) la candidata del Partido Popular ha dado otra vuelta de tuerca a su, ya de por si esperpéntica, política de pactos, pretendiendo incluir a la formación de Manuela Carmena en un Gobierno de Concentración, siempre y cuando esta última renuncie a formar Soviets en los distritos.
Ante esto y que la señora Aguirre afirma que no se ha leído el programa electoral de Ahora Madrid «Pero la señora Villacís, que se lo ha leído, me ha dicho que algunas cosas le producían verdadera preocupación», yo me pregunto si realmente tiene alguna idea de lo que habla o si sabrá acaso lo que es un soviet.
Lo que realmente está pasando, es que la gente se ha cansado de unos partidos caducos, que no ofrecen nada nuevo en su alternancia. Uno promete ser el partido salvador de la patria, el azote del terrorismo, tanto si existe como si se lo inventan. Otros dicen ser el mal menor mientras solo son unos progres pintados de rojo. Y otros son un eterno brindis al sol, una prédica en el desierto que nadie escucha, una oposición que está demasiado cómoda en su papel de promesa de la izquierda como para ofrecer una oposición real y firme. Cada vez son menos los palmeros de estas formaciones y esto no gusta a la España plural y democrática que hasta vende pulseras para detener cualquier cosa que se salga del bipartidismo inmovilista.
Pensando en que se le cierran las puertas en las narices a este antiguo régimen y sobre todo al PP madrileño, con el que nadie quiere pactar, me viene a la cabeza una canción de Duncan Dhu; Cien gaviotas dónde irán.