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El Palacio de la Salina

la salina
Fachada del palacio de La Salina.

[dropcap type=»1″]J[/dropcap]ulián Álvarez Villar, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca, descubrió la falsedad de la leyenda sobre los orígenes del palacio de la Salina. En dicha ficción se decía que el arzobispo Fonseca había mandado construir la casa como desagravio a su amante, María de Ulloa. Cuando la Corte se trasladó a Salamanca, esta bella mujer no fue admitida en ninguna casa noble salmantina por ser la amancebada de un clérigo.

A través de la heráldica conservada en la Salina y de la documentación hallada en Galicia, Álvarez Villar pudo hacer el seguimiento de los verdaderos dueños de la misma, aquellos que la mandaron construir.

El posible error popular estuvo fundado en la aparición del apellido Fonseca en la mujer que mandó edificar el palacio de la Salina: doña Mayor, hija de Alonso de Fonseca y de María de Toledo. Alonso era hermano de Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos, hombre muy cercano al emperador Carlos, y del contador mayor, Antonio de Fonseca, noble que mandó incendiar Medina del Campo en los comienzos del levantamiento comunero. Juan Rodríguez de Fonseca y Antonio de Fonseca, por lo tanto, eran tíos de Mayor.

Alonso, Antonio y Juan eran hijos de Hernando de Fonseca, primer señor de Coca y Alaejos. Hernando era, a su vez, hermano del arzobispo de Sevilla, Alonso de Fonseca I, el que pasó a la historia por el dicho: “El que se fue de Sevilla perdió la silla”. Se refiere esta conocida sentencia a que Fonseca I logró para su sobrino Alonso de Fonseca II el arzobispado de Santiago, pero éste se enfrentó duramente con la nobleza gallega y tuvo que ausentarse de su diócesis. Su tío se trasladó a Santiago para ayudar a su sobrino a recuperar la mitra.

Intercambiaron los arzobispados, pero cuando Fonseca I pacificó Santiago y quiso volver a Sevilla, su sobrino, Alonso de Fonseca II, no quiso devolverle el arzobispado andaluz. Fonseca I tuvo que recurrir a la Santa Sede para recuperar lo que le pertenecía. De este hecho histórico viene la expresión más conocida por su variante: “El que se fue a Sevilla perdió la silla”.

En resumen: Alonso de Fonseca I y Hernando eran hermanos, y Antonio, Alonso y Juan eran hermanos e hijos de Hernando. La hija de Alonso, Mayor, se casó con Rodrigo de Messia, procurador en las Cortes de La Coruña. Este matrimonio fue el que mandó construir el palacio de la Salina.

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