Se acaba de clausurar el XXVIII curso de visitas guiadas a la Sala de las Tortugas, actualmente ubicada en un sótano de la Facultad de Ciencias. Cerró el ciclo de visitas el Amor de Dios, que lo ha hecho con el interés habitual en estos actos, para ellos tan sorprendente, porque Emiliano Jiménez, fundador de la Sala, y Santiago Martín, colaborador, les cuentan anécdotas, curiosidades y hechos que acontecieron hace 40 millones de años, donde habitaban tortugas, cocodrilos de río y corredores. En realidad es para ellos un bautismo de Ciencia pura, de la mano de unos paleontólogos de primer orden.
Enhorabuena, profesor… ¿o cómo debo llamarle, por su condición de jubilado?
Pues, sencillamente, Emiliano, como quiero que me llame todo el mundo.
De acuerdo. Pues…, Emiliano, ¿son 28 años los que llevan dándose estas visitas guiadas?
Sí. Precisemos. La Sala de las Tortugas se inauguró el 31 de mayo de 1988, en el Claustro de la Universidad, donde estuvo 13 años. Después se trasladó al sótano de la Facultad de Ciencias, «provisionalmente». A partir de este momento se organizaron las visitas en colaboración con el I.M.E., de la mano de Ana Tizón, hoy Fundación Salamanca, Ciudad de Cultura y Saberes, del Ayuntamiento.
¿Cuántos niños han disfrutado de estas visitas guiadas?
Este curso unos 750, contando otras actividades aparte de las del Ayuntamiento. No ha sido el record, que se ostenta en unas 950 personas. Si nos referimos al total desde el año 2000, se podría decir que más de 8.000.
¿Se puede visitar libremente?
Sí, pero no es aconsejable.
¿Por qué?
Porque la visión de tanto fósil expuesto es abrumadora para el visitante. Resulta necesaria una explicación, dependiendo del tiempo de que se disponga, de algunas de las piezas más significativas, para que comprenda el inmenso valor de esta colección. Se está pensando la posibilidad de instalar unos dispositivos de lectura en código QR para su uso en teléfonos móviles…
Esta exposición está considerada una de las mejores del mundo…
¡Sin duda alguna que lo es! Debería ser un orgullo para Salamanca.
¿Y qué es eso que he oído sobre que Salamanca se convierta de nuevo en la capital del mundo de las Tortugas Fósiles?
Pues… es que se me ha ocurrido que se podría renovar la World Paleocheloniological Association, fundada por una idea mía el 12 de octubre de 1983 en París. Y podría hacerse desde aquí, como entonces se hizo.
¿Cómo? ¿Que aquí se hizo una Asociación Mundial?
Lo que se acordó en París fue que se publicasen en Salamanca las comunicaciones de aquel I Simposio sobre Tortugas Fósiles. Y así se hizo con el nombre de Studia Palaeocheloniologica, en 1985. Después se publicaron dos volúmenes más, hasta 1992. Luego, durante un año, el impulso lo tomó Nueva York. Y después no se ha hecho nada más. Aunque hace 4 años se hizo un cuarto volumen de Studia Palaeocheloniologica, con dinero alemán en la Universidad de Salamanca. Desgraciadamente ello ha pasado desapercibido en esta ciudad.
¿Y se puede saber por qué motivo?
Quizás porque coincidió con mi último año de docencia. Son cosas que pasan.
¿Qué ocurrió con la Asociación Mundial?
Pues pasa que nunca fue disuelta. Y sólo hace falta un empujón para que resurja. ¿Por qué no hacerlo ahora, que parece que la Sala de las Tortugas tiene más fuerza con la nueva savia de Santiago Martín, y la colaboración de Adán Pérez, en estos momentos el mejor investigador europeo del tema.
¿No es muy mayor para dar ese empujón?
El impulso lo debe dar el corazón, y el mío puede con eso y con todo lo que le echen. Y cuento, además de con los dos mencionados, con Francisco Javier Ortega, y con los Ciudadanos para la Defensa del Patrimonio, y con la Asociación de Amigos de la Sala de las Tortugas y con muchas más personas.
¿Y cómo sería ese empujón?
De momento todo son ideas, que no me faltan…
¿De qué medios se dispone?
Eso ya se verá. Pero no dudo de que saldremos adelante…