[dropcap]E[/dropcap]l gobierno saliente de la Comunidad, en lo relativo a sanidad, no cumplió su propio programa.
Lo cifraba en reducir del 20 al 25% los cargos directivos, área sanitaria única y garantía de continuidad asistencial, unidades de gestión clínica, y atención a crónicos y pluripatológicos. Había más cosas claro, pero estas eran clave.
No solo no desarrolló estas promesas –que no comparto tal y como estaban formuladas- sino que la desidia en su gestión ha ido posibilitando la degradación del Servicio Regional de Salud.
Más listas de espera, menos personal, servicios de menor calidad, más derivación a centros privados, sobrecarga de trabajo a los profesionales rozando lo inasumible, abandono de la planificación estratégica, paralización de la inversión, renuncia a la gestión activa y proactiva de los centros y hospitales, abandonándolos a su propia inercia y permitiendo que los poderes fácticas impongan sus decisiones internas.
[pull_quote_left]Ya no sirven declaraciones de intenciones, ni publicidad vacía. Hemos de exigir voluntad, medios, financiación, planificación coherente y creíble, y participación de los profesionales y de la población.[/pull_quote_left]Este panorama es aún más grave en lugares como Salamanca, donde a lo expuesto se une un enfrentamiento en las alturas políticas del partido gobernante, que ha hecho de la sanidad pública salmantina su campo de batalla para dirimir sus cuitas. Esto junto a una mayor reducción de personal, han provocado en la sanidad de nuestra provincia consecuencias devastadoras. Solo por citar un aspecto, la extensión de las demoras para acceder a consulta en atención primaria –base del sistema- puede arrastrar a toda la organización en un efecto dominó.
Pero junto a esto existen otros elementos, sociológicos digamos, como el escepticismo, la desmotivación, el hastío de los profesionales por el trato inadecuado o el olvido, que hacen muy, muy complicada la recuperación del sistema. La desconfianza de gran parte de la población, abunda en este sentido.
Por ello es inexcusable iniciar un proceso de recuperación del Servicio Regional de Salud, y para ello son precisas varias premisas, la primera y esencial, la voluntad de hacerlo por parte de quienes asuman el gobierno. Ya no sirven declaraciones de intenciones, ni publicidad vacía. Hemos de exigir voluntad, medios, financiación, planificación coherente y creíble, y participación de los profesionales y de la población.
Miguel González Hierro
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública
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