Los alumnos de la Escuela de Música y Danza de Salamanca despidieron el curso con buen ritmo
[dropcap]T[/dropcap]odo estaba en calma en la Plaza Mayor. Demasiada calma para ser un sábado a las doce del mediodía. Nadie se movía y todo el mundo estaba arremolinado en los soportales y en las pequeñas sombras que proyectaban los laterales de la Plaza Mayor, porque el calor era sofocante. Resultaba extraño, sólo algunos valientes se atrevían a ponerse bajo el cegador y axfisiante sol.
Cuando de pronto, dos flautistas, cual ‘hamelienses’ se incorporaron y comenzaron a tocar. Las decenas de salmantinos que se protegían en las sombras comenzaron a salir y a seguirlos. Desde otro punto de la Plaza, llegaron para acompañarlos trompetistas y desde otro extremo violinistas, chelistas, guitarristas y de pronto, levantaron dos telas rojas que cubrían las baterías y todo comenzó a sonar de maravilla y al unísono.
Este ritmo hizo que niños y niñas de todas las edades comenzaran a bailar. El sol ya no se notaba y la música logró que los salmantinos que estaban aletargados por el calor del mediodía, se desperezaran y siguieran la melodía con los pies y las manos.
Así de divertido ha sido el fashmob con el que la Escuela de Música y Danza de Salamanca ha querido despedir este curso.
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