FJ. Rebollero es un joven periodista en ciernes y desde ahora hará críticas culturales, donde tiene cabida todas las bellas artes
[dropcap]E[/dropcap]n esta primera reseña he decidido escribir sobre el que considero el libro más interesante que he leído durante lo que llevo de 2015: Un millón de gotas, de Víctor del Árbol. Conocí a su autor en el ciclo de novela y cine negro organizado por Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero en su última edición.
El escritor relató de manera sosegada el porqué de su historia y aseguró que él mismo no se considera autor de novela negra. Y claro, cuando te encuentras a alguien como Víctor del Árbol al que, siendo sincero, no conocía, y de pronto te pone el caramelo en los labios y te muestra un mundo exquisito que te apetece devorar en cuanto llegues a casa, desde luego que compras el libro, que cuesta unos 19 euros en mi librería de culto, Letras Corsarias, y lo lees.
Para todo aquel que sea amante de la novela negra y de la narración histórica, cuando se encuentre ante el último libro del escritor catalán Víctor del Árbol, se dará cuenta de por qué es considerado por la crítica francesa como uno de los mejores escritores de novela negra de su generación.
El ex mosso d’escuadra relata en su libro la historia de un ingeniero español que viaja a Moscú en los treinta becado por el Partido Comunista y las penurias que sufre por ser acusado de actuar en contra de Stalin por unos compañeros a los que conoció durante el viaje. A la vez, va relatando la historia de su hijo Gonzalo en el 2002 en la ciudad de Barcelona, de la familia de éste y de cómo el abogado se ve inmerso en un episodio de corrupción a nivel internacional y de cómo se va enterando de las causas del ¿suicidio? De su hermana Laura.
Un suegro corrupto, una muerte repentina, una sociedad que se dedica a malversar a nivel internacional,… la novela de del Árbol tiene los ingredientes apropiados para ser una historia de lectura de culto. El lenguaje que utiliza Víctor hace que te enamores de cada una de las estructuras lingüísticas que utiliza el autor, con una belleza y sensibilidad literaria que no es forzada y que se intuye muy elaborada.
Sin duda, es un libro que todo amante de la buena literatura debería leer.