[dropcap]D[/dropcap]esde hace ya varios días vengo acordándome de un capítulo de Los Simpson. Seguramente varios coincidiréis conmigo en que ésta, es algo más que una serie; es un fenómeno que ya forma parte ineludible de la cultura de mi generación, no solo por su humor ácido e irreverente, sino también por reflejar hechos cotidianos y a la propia sociedad de un modo satírico y critico a la vez.
Como digo, hace tiempo que me acuerdo del capítulo 8 de la 6º temporada de Los Simpson, Lisa Sobre Hielo, en el cual Lisa suspende la asignatura de gimnasia. Aplicada en los estudios como es ella, teme que ese suspenso le persiga durante el resto de su vida. Tanto es así que se imagina siendo investida como presidenta de los Estados Unidos pero al descubrirse que suspendió la gimnasia en el colegio, es condenada a “una vida de horror en la Isla de los Monstruos”.
El motivo de recordar este episodio en concreto es todo lo que ha sucedido en torno a Guillermo Zapata, concejal por Ahora Madrid del Ayuntamiento de Madrid. Como seguramente sabréis pocas horas después de su toma de posesión del cargo, menuda casualidad, saltó la polémica que le relacionaba con unos tweets que publicó en 2011.
La red social Twitter, se caracteriza por una volatilidad enorme de los contenidos publicados y por un ritmo vertiginoso de publicaciones si se es muy activo o si se sigue a mucha gente. El problema de esto es que pese a que lo que se escribe ahora, en poco tiempo queda sepultado por contenido más reciente, es relativamente fácil recorrer el Timeline de un usuario en concreto para destapar un desliz o una ofensa y más aun teniendo en cuenta que debido a la brevedad de las publicaciones, 140 caracteres, es muy fácil sacar de contexto una frase.
Como bien dice Guillermo Zapata en el comunicado que publica para explicar lo sucedido, los tweets que más polémica han suscitado forman parte de una conversación del propio Zapata sobre los límites del humor negro a raíz de que despidieran a Nacho Vigalondo del diario El País, precisamente por publicar varios tweets negando el Holocausto, aunque fuera en tono de broma.
Ese es el problema de Twitter, en tan poco espacio es difícil condensar una idea, transmitir un sentimiento o expresar ironía y, por tanto, es muy fácil y común ofender a alguien con lo que se publica o que eso mismo se saque de contexto.
De todas formas hay que tener en cuenta que es bastante rastrero el investigar a fondo una cuenta de una red social de un adversario para sacar redito político. Y si han rebuscado en publicaciones tan antiguas del número 12 de la lista que ahora gobierna Madrid, hasta donde no habrán investigado en otros cargos más altos.
La cuestión es que yo no vengo aquí a defender al señor Zapata porque la conversación de Twitter y su posterior comunicado están íntegros en internet. Lo que vengo a decir es que nos estamos acostumbrando demasiado a que todo cuente, incluso las nimiedades y las cosas sacadas de contexto y así, acabaremos todos como Lisa, en la isla de los monstruos, aunque sea una península.