Representantes de la Asociación de Afectados por los Olores Vega de Salamanca acudieron al Ayuntamiento de Villamayor para manifestar que es «insufrible» la situación de olor que están viviendo este verano procedente de la industria Fernando Corral e Hijos S.L.
No es la primera vez que vecinos del Residencial Vega de Salamanca acuden al Ayuntamiento de Villamayor para quejarse del insoportable olor que procede de la industria Fernando Corral e Hijos S.L. dedicada a la transformación de subproductos de origen animal categoría 3. De hecho, las primeras quejas datan de 2007. Ha pasado una década y ni el Ayuntamiento de Villamayor, donde se asienta la urbanización damnificada, ni el Ayuntamiento de Doñinos, donde se ubica la industria, concretamente en la finca La Argentina, han podido resolverles el problema.
Este verano, debido a las altas temperaturas, los olores están siendo especialmente «nauseabundos», manifiestan los responsables de la Asociación de Afectados, ante el alcalde de Villamayor, Manuel Gago, y el teniente de alcalde, José Martín, que se comprometieron a «estudiar» todos los aspectos que tienen que ver con el tema y «llevarlos al máximo nivel».
Los olores procedentes de la industria de transformación afectan directamente a varios centenares de familias, pero también al Parque Científico de la Universidad y «por extensión a toda los vecinos de Villamayor, porque hay días que el olor llega hasta el casco urbano», señaló José Martín.
Los representantes de la asociación explicaron que dos informes del Seprona «hablan de salidas de vahos que no son conducidas a los termodestructores, y salen directamente al ambiente. Además de que existe un deterioro real de las instalaciones que produce numerosas fugas».
Durante el encuentro, los vecinos expusieron un informe del Seprona de 22 de julio de 2015, en el que se manifiesta que se ha detectado un interesante problema técnico: la función del termodestructor es tanto quemar vahos (olores) como producir vapor para que funcionen correctamente los digestores, pero si no reciben suficiente agua los termodestructores cortan la entrada del combustible, se paran, lo que hace descender la temperatura rápidamente, pero manteniendo la entrada de vahos que no son tratados. «Si este proceso dura poco y se recupera el agua, no debería ser problema, pero nadie nos dice ni su duración ni su voluntariedad y si los digestores siguen funcionando sin vapor», apuntaron los responsables de la Asociación.
1 comentario en «Casi una década sufriendo malos olores»
Ánimo… son muchos años soportando una situación que en cualquier país europeo hace mucho que estaría solucionada. En España es muy fácil saltarse las obligaciones medioambientales sin que te pidan responsabilidades.
¿Sabéis si ya se ha solucionado el tema de los malos olores? Muchas gracias