Opinión

Epitafios a Quién fui

[dropcap]1º[/dropcap] INCOMODIDADES

 

Cuando sientes esa incomodidad que te rasca por dentro como una lija, que te da vértigo y miedo, que te hace dudar de todo, sentir que nada está bien y que nada lo estará, sueles hacer varias cosas: ir a la peluquería y cambiarte el pelo con un tinte o un corte nuevo; meterte en una tienda y darle aire a la tarjeta de crédito comprándote un vestido, un pantalón una chaqueta, unos zapatos o todo a la vez; buscar en la lista de teléfonos, en los contactos de facebook o instagran al amante de turno apropiado para un ‘polvo’; enredar a quien está como tú para irte de vinos o de copas, emborracharte o ligar (o emborracharte y ligar); hacer la maleta y marcharte otra vez de viaje; tener una aventura ‘extrema e inusual’; regalarte una comida opípara o una opípara cena; ‘reconocer’ que lo que necesitas es un spa, una sesión de aromaterapia, musicoterapia o ‘espiriterapia’ en general; tomarte un ansiolítico o meterte una raya (o ambas cosas); publicar algo en las redes sociales y esnifar una buena dosis de ‘me gustas’; enrocarte en el trabajo (en tu ‘extrema’ responsabilidad) y, en el más brutal de los casos, cuando la incomodidad raya la locura, tendrás la ‘buena’, la ‘excelente’ suerte de ser afortunad@ e iniciar una relación…fatal.

¿Y si no hicieras nada de eso? ¿Y si a la incomodidad sólo le recetaras más incomodidad? Vivirla, notar su angustiado y febril pálpito en tu vientre, sentir cómo se agazapa y se enreda en tu sistema respiratorio, cómo navega por tus nervios avasallándolos con su desquiciada forma de cabalgar, cómo te hace trastabillar en cada paso, cómo agita tu mundo como una ventolera agita, rabiosa, un árbol. Respirarla, mirarla de frente, cara a cara, sin miedo a su insolente (y aparente) ‘falta de oportunidad’. ¿Qué pasaría si hicieras todo eso de forma desnuda, qué te sucedería, qué descubrirías detrás?

Te invito a probarlo y a comprobarlo, a experimentarlo. A mí, cuando me llega la incomodidad como un zarpazo, suelo recetarme una dosis más. Porque detrás siempre está quien siempre estará, quien nunca se fue por más que lo haya querido echar.

Me incomodo, sí, mucho, muchísimo. Después, suelo ver mucho, muchísimo más.

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