[dropcap]A[/dropcap]l ritmo de unos pasacalles en una tarde de finales de agosto, las fiestas patronales van llegando a su fin.
El sonido de esos lentos pasodobles que suenan año tras año y que en muchas ocasiones reflejan cierta nostalgia y melancolía van anunciando el fin de unos días muy especiales y el inicio del nuevo curso.
Hemos disfrutado durante este tiempo de paellas y meriendas populares, las mejores verbenas y los mejores momentos con nuestros amigos y familiares, disfrutando todos de un ambiente y paisaje maravilloso.
Unos días más tarde, el pueblo se ha visto desierto nuevamente cuando muchos veraneantes han regresado a los lugares donde viven durante todo el año. Son días tristes en los que muchas familias se separan, muchos amigos no se vuelven a ver durante un año y que el pueblo se queda vacío y melancólico tras el verano.
Los días comenzarán a hacerse cada vez más pequeños y el sol y el cielo azul nos abandonarán hasta el próximo año. Como decía la canción del Dúo Dinámico “El final del verano llegó y tú partirás”. Muchas veces la tristeza es necesaria para que se anhele con fuerza la llegada de la próxima temporada estival. Del mismo modo, la reciente nostalgia es un buen indicador de que hemos disfrutado lo suficiente estos días.
Esta imagen es la que se ha repetido en muchos pueblos de nuestra provincia esta última semana de agosto, cuando la operación retorno es ya un hecho irreversible. Estos días de verano tan intensos han servido para desconectar de la rutina y el trabajo diario, para el reencuentro con muchos familiares y amigos y para respirar el aire puro y la naturaleza que hay en nuestros pueblos. Aunque tal vez hayan pasado más rápido de la cuenta, serán necesarios para la buena marcha del curso que comienza ahora.
El inicio del nuevo curso –escolar para los pequeños y laboral para los que tienen la suerte de tener empleo- tiene que ser recibido como un nuevo tiempo de oportunidad, saboreando cada uno de los momentos desde el primer día. Desde el hecho de encontrarte nuevamente con tus compañeros, emprender nuevas aventuras –nuevos cursos o carreras universitarias- hasta intentar disfrutar los últimos coletazos de este verano, ya que a los salmantinos todavía nos quedan las Ferias y Fiestas, y seguramente en muchos lugares todavía quedan días de celebraciones. Pronto irán llegando los meses de octubre y noviembre… y antes de que nos enteremos tendremos las calles iluminadas y con decoración navideña.
Porque en nuestra región tenemos “nueve meses de invierno y tres meses de infierno” –como dice la sabiduría popular- no podemos ni añorar ni vivir pensando en que regrese pronto el verano y el buen tiempo, ya que este es muy corto y pasa muy rápido. Por eso, lo mejor es disfrutar a partir de ahora el día a día, y cuando vuelva el verano dentro de nueve meses, disfrutar con el máximo aprovechamiento ese espejismo que dura poco.
¡Feliz fin de verano e inicio de curso!