[dropcap]L[/dropcap]a organización de las Ferias y Fiestas de Salamanca nunca está exenta de polémica. Para los equipos de Gobierno del Ayuntamiento y la Diputación son las mejores y para los grupos de la oposición las peores. Lo que está claro es que nunca llueve a gusto de todos y menos cuando no se han hecho los suficientes esfuerzos y buscado el equilibrio necesario, no solo para los que acuden a las fiestas, sino para los que sufren los inconvenientes.
[pull_quote_left]Lo que está claro es que los grupos de oposición tienen razón catalogando el programa de Ferias y Fiestas de monótono, caro y de falta de participación ciudadana, además de la imperdonable ausencia de actos en los barrios.[/pull_quote_left]Nuestro alcalde solo entiende la participación ciudadana instalando casetas de forma desproporcionada y sin ningún control en los lugares más relevantes de la ciudad, invadiendo el casco histórico, justo delante de algunos monumentos emblemáticos. Esto lo permiten, hipócritamente, las instituciones que están obligadas a la protección monumental. No quiero que nadie entienda que me opongo a las casetas, todo lo contrario, me gusta que la gente disfrute al aire libre tomando sus cañas, vinos y lo que les apetezca, solo estoy en desacuerdo con el emplazamiento de algunas de ellas que impiden a muchos visitantes que se acercan a la ciudad, fotografiar y disfrutar de nuestros magníficos monumentos. Se está atentando contra el paisaje urbano, además de dañar los edificios históricos con anclajes, fijaciones, cables y otros enseres que cuelgan de sus paredes. Entiendo que es compatible la feria de día en espacios públicos pero, a una distancia prudente de los monumentos. Por otra parte, también hay que entender la queja de la competencia desleal que se produce con muchos empresarios del sector hostelero que no tienen caseta, y que cumpliendo en sus negocios con toda la normativa higiénico sanitaria, dudan que en algunas de estas casetas ocurra lo mismo.
Y qué decir de la Diputación salmantina, donde la inauguración de la Feria Agropecuaria fue recibida entre abucheos y protestas, y donde una vez más se constató el despilfarro y falta de transparencia en la organización del evento, como viene siendo habitual en la forma de gestionar del presidente Javier Iglesias.
Lo que está claro es que los grupos de oposición tienen razón catalogando el programa de Ferias y Fiestas de monótono, caro y de falta de participación ciudadana, además de la imperdonable ausencia de actos en los barrios. Se siguen cometiendo los mismos errores y el Partido Popular se resiste a los cambios. Hay que apostar por un nuevo modelo de ferias más abiertas y participativas (no solo de casetas), involucrando a todos los agentes sociales, económicos, vecinos y grupos de la oposición para organizar unas ferias y fiesta acorde a la categoría de la ciudad.
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