[dropcap]N[/dropcap]o. No era el primer niño que se ahogaba en el Mediterráneo. Ni tampoco el primer sirio muerto. Pero sí que ha sido una víctima más del morbo y del amarillismo que rodea a cualquier tragedia humana. Según la Organización Internacional para las Migraciones, se estima que han perdido la vida en el Mediterráneo 2.643 personas al intentar refugiarse en Europa. Pero si no sale en la tele, no ha sucedido.
Estoy seguro que la mayoría de los que me leéis en este momento, habéis difundido la fotografía de Aylan Kurdi, el niño sirio del que hablo, pero seguro que muy pocos sabéis porque apareció ahogado en las costas de Turquía.
A finales de 2010 estallaba una oleada revolucionaria conocida como Primavera Árabe. Ésta fue jaleada y en algunos casos alimentada desde occidente. Primero se atacó la Libia del demonio Gadafi, el otrora mejor amigo de Europa en África, aquel que financió parte de la campaña electoral de Nicolás Sarkozy. Ahora es Siria quien sufre el conflicto armado entre las fuerzas de Al-Assad y los combatientes del Estado Islámico. En este caso hay que entender, que antes de existir el IS-IS, la prensa occidental los llamaba rebeldes sirios o simplemente opositores, casi apellidados demócratas, que solo querían derrocar al tirano y celebrar elecciones.
Pues bien, a la vez que se les nombraba así, se pedía en diferentes periódicos que se les enviasen armas y que al mismo tiempo se bombardease a las tropas gubernamentales. Con el tiempo la cosa ha cambiado, se ha sabido que EE.UU financió al IS-IS, se le han visto las orejas al lobo y donde dije digo, digo Diego. Ahora simplemente se pide una intervención de la OTAN (ya intervinieron en Libia), aunque no se sabe bien para qué. Nadie sabe quién ataca a quien, solo se sabe que quienes realmente están combatiendo al IS-IS son la milicia kurda de los Peshmerga y el PKK que a su vez han sido bombardeados varias veces, a unos por error y a otros intencionadamente, por Turquía.
En fin un galimatías en el que es difícil para quien solo ve las noticias de la tele, saber quiénes son “los buenos” y por tanto es muy fácil venderle la idea de que el niño, Aylan, hubiera estado mejor en su casita siria, sin contarle que somos nosotros los culpables de que lluevan bombas en su país.
Luego nos llevamos las manos a la cabeza al ver según qué fotos, de niñas vietnamitas abrasadas de Napalm estadounidense o de niños ahogados en las costas turcas, da lo mismo. También se nos llena la boca de improperios cuando vemos a la deleznable Petra Laszlo, periodista del canal Húngaro N1TV, pateando y zancadilleando a refugiados sirios en la frontera de Hungría con Serbia.
La cuestión es que sí, todos sabemos que los individuos como la señora Petra estarían mejor con un pijama de rayas y con grilletes en sus muñecas, pero no nos extrañemos de que los neonazis, sí, aunque sean periodistas, actúen de esa manera cuando llevamos 6 años alentando el conflicto. Así que, no os equivoquéis, no vienen a robaros el pan, huyen de la guerra, como nosotros en el 36. Nadie huye de esa manera si no caen bombas. Nadie pone a su hijo en el mar si está a salvo en tierra.