Los líderes universitarios comuneros

[dropcap type=»1″]C[/dropcap]uatro personajes universitarios destacaron con nombre propio en el conflicto con el rey Carlos: Juan González de Valdivieso, Alfonso Zúñiga, Francisco Maldonado y fray Juan de Bilbao. Valdivieso ostentaba el cargo de bedel mayor, Alfonso de Zúñiga fue encargado por la Junta de exponer a la reina Juana la situación real de Castilla, Francisco Maldonado era el titular de la Conservaduría de la Universidad y Juan Bilbao pertenecía al tribunal universitario. Muchos otros profesores, especialmente frailes, apoyaron a los comuneros, pero permanecieron en el anonimato de sus comunidades.

El doctor Alonso de Zúñiga fue uno de los ideólogos del bando comunero. Catedrático de Derecho en la Universidad de Salamanca, miembro y procurador de la Junta Comunera, representante de Salamanca y delegado ante la reina Juana en Tordesillas. Desempeñó la cátedra de Vísperas de Leyes, una de las más prestigiosas, la misma que ocupó con anterioridad Rodrigo Maldonado de Talavera. Zúñiga fue también asesor del reino.

Alonso pertenecía a la poderosa familia de los Zúñiga, condes de Miranda. Estaba emparentado con el alto Clero, con el arzobispo de Toledo, y vinculado con los Fonseca. Trabajó conjuntamente con otros profesores de las universidades de Valladolid y Salamanca para dotar a los sublevados de un corpus ideológico que sustentara jurídicamente las decisiones de la Junta. En su intervención ante la Reina, Zúñiga sancionó a Juana como reina legítima que había sido apartada del poder. Para los comuneros, esta retirada real había dado como resultado el saqueo de Castilla por los flamencos. Zúñiga permaneció de rodillas en presencia de la reina que escuchó su disertación de pie.

[pull_quote_left]Según algunos historiadores la revuelta comunera, asumiendo estos principios ideológicos, se puede considerar como la primera revolución moderna. [/pull_quote_left]La reina contestó al profesor Zúñiga con una velada queja contra su padre por haber ordenado su reclusión en Tordesillas. Juana manifestó a los capitanes comuneros no entender cómo los castellanos habían consentido ser gobernados por extranjeros flamencos. Expresó también su temor a ser utilizada para hacer daño a sus hijos. En Tordesillas vivía con la menor de sus hijas, Catalina, pero el resto de sus hijos vivían con familias ajenas. La reina terminó su discurso aludiendo a su esposo Felipe y haciendo referencia a la enfermedad que sufría.

Apoyándose en las opiniones vertidas por Alfonso Zúñiga, la Junta demandó del rey autonomía para las Cortes. Si el rey causaba daño al reino, el reino debía actuar para proteger al rey de sí mismo y de sus posibles errores. Este axioma partió de Zúñiga y de otros profesores de las universidades de Salamanca y Valladolid. Para ellos, el poder residía en el reino, que era entregado temporalmente al rey, pero el pueblo podía recuperarlo siempre que el soberano no se atuviese a la justicia. Según algunos historiadores la revuelta comunera, asumiendo estos principios ideológicos, se puede considerar como la primera revolución moderna. El doctor Alfonso de Zúñiga en 1521, cuando estaba sometido al proceso judicial por su pertenencia al bando comunero, falleció antes de que se dictara sentencia. Fue perdonado por intercesión de nobles influyentes entre los que se encontraba el duque de Béjar.

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