[dropcap]E[/dropcap]l pasado martes, 21 de julio, le dimos el último adiós a Javier Álvarez Merino. Parece que un infarto, que no pudo superar, posiblemente debido a su vulnerabilidad por el cáncer de garganta que padecía desde hace dos años, terminó con su vida de sesenta y tres años. Injusta Naturaleza que, a veces, creo que debería tener más consideración. Esta «peste» que, a casi nadie ya se le escapa, tiene su fundamento en el modelo de desarrollo insostenible que los poderosos nos han impuesto y con el que la mayoría convivimos sin hacerle mucho frente, y que no era el modelo defendido y practicado por Javi. Por eso, decía antes que la Naturaleza podía tener alguna consideración con personas como él.
