Seis bodegas de la Ribera del Duero se han unido durante las últimas semanas para pedir a la Junta de Castilla y León una legislación más restrictiva para las grandes explotaciones porcinas, las conocidas como macrogranjas, con el objetivo de evitar su proliferación en las zonas donde están instalados viñedos de bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen, ya que la presencia de estas infraestructuras porcinas podría afectar a la uva y, principalmente, impide el desarrollo de proyectos de enoturismo en la zona.