Lucía era ama de casa, Paco trabajaba fuera, ahora se encarga él de las tareas domésticas
Paco lleva cuidando de su esposa Lucía 10 años. “Ya es mucho tiempo viviendo esta enfermedad y ha habido de todo”. Hace un par de años decidieron ingresar a su esposa en la residencia especializada de Alzheimer ‘Boni Mediero’, de la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer. “Fue un momento difícil ya que no dejas de pensar que la estás abandonando a su suerte y te sientes solo”.
Cuidar de su esposa fue muy duro, porque cada día que pasaba iba dejando de hacer cosas que antes sí hacía. “Se ha olvidado hasta de andar y de hablar. Por eso, buscamos ayuda donde hemos podido, ya que yo no tengo los medios para poder darle lo mejor, y con mi edad menos… Los hijos trabajan fuera y vienen poco, no les juzgo, tienen que hacer su vida”, cuenta emocionado Paco.
Paco también se ha tenido que adaptar a la nueva situación. Siempre trabajó fuera de casa y Lucía era la que se encargaba de todo en el hogar. “Los hombres de antes no sabíamos ni freír un huevo y a raíz de la enfermedad de mi mujer, he tenido que hacer muchas cosas que nunca había hecho como la compra, poner lavadoras,… ha sido todo un reto”, explica Paco.
Ahora la mira y cree que ya no sufre, “por lo menos no lo que sufro yo, porque ella ya no conoce nada ni reconoce a nadie”.
En esta tercera fase del Alzheimer, los cuidados que le proporcionan a Lucía son paliativos. El fisioterapeuta le da masajes para evitar rigidez. También es importante la hidratación tanto del cuerpo como de la piel y la estimulación sensorial.