Aquí sí hubo «cerrojazo»

[dropcap]T[/dropcap]erminó el cisco catalán, y ahora seguirán a lo suyo. Los anticapitalistas se rindieron ante el cambio de cara, como si el nuevo, al igual que todo el partido, no hubiera sido el respaldo para que Mas ejecutara todas las tropelías de que lo acusaban. En Cataluña se han rendido, pero en Castilla y León los que dijeron “nunca” no se rindieron.

Porque el enroque catalán tuvo un precedente en Castilla y León, del que nadie se acuerda. Lo que ha sucedido en Cataluña ya ocurrió –pero manteniendo el no– en nuestra región en marzo de 1983. El CDS se empecinó, se encastilló y asestó un cerrojazo que obligó a seguir caminos diferentes a los previstos.

Ocurrió que el Estatuto de Autonomía había entrado en vigor el día 2 de marzo de 1983, y en la tarde-noche del día 4, en el castillo de Monzón de Campos (Palencia), se reunió el Pleno del Consejo General de Castilla y León –en espera de configurarse las Cortes–, pero no pasó de la elección de la Mesa de la asamblea. Con tres votaciones, saltó el empate a 41 votos en cada una de ellas entre los representantes socialistas y de la derecha (AP-PDP y UCD). La facultad del desempate la tuvo el CDS, con dos votos, pero se abstuvieron en cada votación sus procuradores, Daniel de Fernando y José Manuel Hernández (médico salmantino residente en Ávila). La causa radicaba, sobre todo, en que en la reforma del Estatuto en el Senado se había reducido en un procurador a la provincia de Ávila, a la que representaban ambos por el partido de Adolfo Suárez.

Las negociaciones fueron intensas, pero no se halló salida, motivo por el que la fecha que se había pensado como referencia gloriosa para el futuro, con la elección del presidente de la Junta, quedó en el mantenimiento de Castilla y León como preautonomía, en lugar de pasar a la condición de autonomía que ya gozaban todas las demás regiones españolas, pues el Estatuto de Castilla y León había sido el último en aprobarse en las Cortes Generales de la Nación. Es decir, que si ya antes habíamos dado la nota –como en tantas ocasiones–, encima vino a suceder que se avanzó un paso más con lo que en el correr de los días se denominó el “cerrojazo de Monzón”.

Porque tampoco volvió a darse acuerdo para elegir al presidente de la Junta en la nueva reunión de la asamblea convocada al día siguiente. Y ello, a pesar de que se producía un problema muy importante: la convocatoria de las elecciones de procuradores para las Cortes regionales. Esta situación ablandó al CDS, que, después de largas conversaciones, consiguió –nunca con tan poco se logró tanto– la presidencia de la Mesa de la asamblea del Consejo General, que pasó a ocupar Daniel de Fernando con el apoyo de los socialistas, mientras la derecha intentaba evitar esa convocatoria que no le encajaba. Pero como se seguía sin contar con presidente de la Junta, la fórmula que se buscó fue la convocatoria electoral a través de la Mesa de la asamblea. Asamblea que no terminó hasta pasadas las 3 de la madrugada del día 6…

[pull_quote_left]El enroque catalán tuvo un precedente en Castilla y León, del que nadie se acuerda. Lo que ha sucedido en Cataluña ya ocurrió –pero manteniendo el no– en nuestra región en marzo de 1983. El CDS se empecinó, se encastilló y asestó un cerrojazo que obligó a seguir caminos diferentes a los previstos.[/pull_quote_left]Y en la fortaleza medieval de Monzón el bloqueo de 41-41-2 se mantuvo de nuevo el día 7. En la nueva reunión, el día 11, el tapón para la elección se mantuvo, a pesar de retirar el grupo socialista a su candidato, Demetrio Madrid; el J. M. García Verdugo, candidato de la derecha, no podía ser elegido si los socialistas seguían votando en contra. Las votaciones se mantuvieron en su tono berroqueño, como el roquedal sobre el que se alza el castillo de Monzón, aunque una nueva reunión se celebrara en Tordesillas el día 15 y el PSOE incluso accedió a un gobierno de concentración planteado por el CDS. Pero ni por esas, y volvió a celebrarse otra reunión de la junta de portavoces convocada para el día 22 por el presidente de la Mesa, para tratar de resolver los problemas derivados de la persistencia de la preautonomía al no contar con los órganos fijados en el Estatuto de Autonomía promulgado. Nada, de nuevo.

El día 8 de mayo se celebraron esas elecciones regionales, que ganó el PSOE. La constitución de las Cortes se llevó al escenario histórico del convento de Santa Clara, en Tordesillas y, en una nueva sesión, el día 23 se eligió presidente de la Comunidad Autónoma al socialista Demetrio Madrid, que formó gobierno, la Junta de Consejeros, el día 3 de junio.

Había terminado una pesadilla, de la que ahora ya no queda recuerdo, a pesar de que allí el “nunca, nunca, nunca” sí se cumplió.

Pero es que esta tierra no es Cataluña.

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