[dropcap]E[/dropcap]n el congreso de los diputados, durante una jornada histórica que inaugura un periodo político nuevo que se quiere que sea de catarsis y de elipsis al mismo tiempo, de borrón y cuenta nueva, de aquí no ha pasado nada y todos somos muy responsables, incluso patriotas (hasta los que se llevan el dinero público a Suiza), de vamos a llevarnos bien por la cuenta que nos tiene, de amnesia consensuada porque no interesa pedir cuentas a quien aún las tiene que dar, ni averiguar dónde ha ido a parar el dinero que falta y no hay, de todo lo cual me alegro y congratulo con solidario escepticismo y terapéutico descojone, ha estado a punto de producirse una ola de histeria colectiva, sobre todo en las bancadas del centro derecha (las mejor vestidas de la sala), al avistarse entre los padres de la patria un bebé de madre antisistema, humano por más señas y sin rastas todavía, de carne y hueso es decir, que en brazos de su madre hacía lo que suele hacer un bebé: intentar comprender el mundo. Y en eso estamos los que aún no hemos crecido, pero no hay manera.
El escándalo ha sido mayúsculo, y la jornada histórica ha estado a punto de convertirse en histérica, y de provocar la primera crisis del gobierno nonato, por un tema de lactancia que en la historia política no tiene precedente, salvo que nos remontemos a Rómulo y Remo, y convirtamos la anécdota de esta mañana en simbólica y fundacional, casi como un mito.
La estirada tropa de nuestros representantes ha estado a punto de sincope al contemplar al bebé, y los servicios sanitarios de la cámara han estado con la mosca detrás de la oreja toda la mañana, ante la eventualidad de una lipotimia en masa que obligara a decretar el estado de excepción del gobierno en funciones.
Parece que las más molestas con la situación han sido las señoras diputadas, comenta algún medio. ¿Qué misterios no albergará la condición humana?
[pull_quote_left]Parecería conveniente y sensato habilitar también guarderías para corruptos en espacios anexos al congreso de los diputados, no sólo por el gran número de ellos que hay[/pull_quote_left]El bebé, que parecía tranquilo, era el más cuerdo de los que allí se congregaban, porque yo al menos no me lo explico, el escándalo digo, porque obvio y conocido es que allí dentro había, en ese mismo momento, más de un corrupto talludito y trabajado que no ha escandalizado a ninguno de los que tanto escándalo se han marcado con la criatura.
Lo cual demuestra hasta qué punto esos ambientes institucionales están desgajados del mundo civil, alejados de la vida biológica, extraviados de la vida real, donde los bebes tienen mejor acogida que los golfos. Justo lo contrario de lo que ocurre en el congreso de los diputados de España.
Y explica también que los bebes y los niños no hagan temblar el pulso a los legisladores que desahucian familias. ¿Habrán visto alguna vez, esos diputados escandalizados, un bebé desahuciado de su hogar, en vivo y en directo?
Me temo que solo en el portal de Belén.
¡Qué sequedad de entrañas las de algunos de estos profesionales de la política que hasta un bebé les causa inquietud y espanto, como en otros tiempos los inocentes al rey Herodes!
De los más molestos, y así lo ha expresado, ha sido el portavoz del PP, que ha señalado muy incisivo y cortante con la diputada, que existen guarderías para estos casos. De lo cual deduzco que parecería conveniente y sensato habilitar también -y así lo propongo- guarderías para corruptos en espacios anexos al congreso de los diputados, no sólo por el gran número de ellos que hay (sobre todo del PP), sino de cara a poder conciliar la ocultación de estos retoños con el postergado y peligroso destete.
Algún presidente nuestro los acuna con mensajes solidarios, para que no lloren ni canten.
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