Recuerden que…
Grandes poderes al unísono -y sin pedir cita- llamaron a Zapatero y le dijeron: hasta hoy ustedes tenían una constitución (aunque fuera un pastel), a partir de hoy tienen otra cosa. Llámenlo como quieran porque da igual.
¡Para lo que sirve!
Y efectivamente se demostró que para lo verdaderamente útil y sustancial (el bien común, el interés de la mayoría, la libertad de decidir democráticamente), era papel mojado, novela barata, palabras que el viento se lleva, hojarasca volandera y fútil, que en un plis plas despluman las órdenes de la superioridad.
Y lo que no es menos grave: para lo que fuera el deseo, el capricho, o el interés de esa superioridad inefable que forma cuerpo místico con el dinero, la constitución era “reformable”, a cualquier hora del día y de la noche, con o sin consentimiento de sus titulares soberanos.
Y en eso estamos, porque por el mismo silogismo y desde la misma lógica, todo lo demás era teatro: partidos, programas, representantes, elecciones. Una pantomima que alimenta sólo a unos cuantos profesionales del poder, y entretiene al personal hasta que los que mandan deciden y ordenan bajar el telón.
En aquella desangelada noche de la llamada a Zapatero (que dijo enseguida si bwana), muchos ciudadanos despertaron con frio en el cogote. La mayoría no. Y Zapatero, abducido por la experiencia, quiso colaborar con entusiasmo de neófito vampirizado en el negocio, y junto con otros se prestó a acoquinar y morder a los demás. A Papandreu por ejemplo, que hoy está tan desparecido y exangüe como Zapatero, porque también se dejó morder por el vampiro, obedeció órdenes de la superioridad funesta, y no el mandato del pueblo soberano.
Cada día que pasa, el frío despierta a algún ciudadano más, pero… ¡es tanta la modorra!
¿O será anemia?
Y ahora de nuevo vuelven a llamar a la puerta de Pedro Sánchez, toquetean su ventana de noche, como en su día llamaron a la de Zapatero, y le dicen: bien, las elecciones ya fueron, y estuvieron entretenidas. Ahora toca obedecer (nos).
¿Recordará Pedro Sánchez?
Recuerde el alma dormida / avive el seso e despierte / contemplando / como se pasa la libertad / como se viene la dictadura / tan callando.
— oOo —