La Junta, el Ayuntamiento y la Universidad de Salamanca firmarán en breve un convenio para permitir el acceso del tráfico de urgencias hospitalarias (las UVI móviles, ambulancias y partculares) por el campus mientras duren las obras de construcción del nuevo complejo hospitalario.
Esta solución “transitoria” puede durar entre seis y ocho años, como mínimo, según calcula la Plataforma Por un Buen Acceso a un Buen Hospital, integrada por las asociaciones de padres y madres de alumnos de los colegios Maristas y Campo Charro, las asociaciones de vecinos de San Bernardo y Huerta Otea, y el sindicato de estudiantes universitarios Asper.
La plataforma ya ha expuesto sus razones para negarse a la propuesta institucional de meter el tráfico por la avenida de los Maristas, bajar por Gregorio Marañón hasta el corazón del campus y girar a la izquierda por Donantes de Sangre hacia la entrada principal del Clínico.
Este periódico ha podido comprobar cómo a la hora de entrada y salida de los escolares se producen aglomeraciones en la zona que pueden dificultar sobremanera la circulación y el paso de vehículos de emergencias sanitarias, a no ser que se limite el paso de los turismo particulares, los de los padres y madres que acuden a los dos centros escolares para llevar y recoger a sus hijos.
El cuello de botella más importante se produce frente al colegio Campo Charro, donde apenas sí puede pasar un turismo por el espacio que queda libre en la calzada cuando aparcan los coches a ambos lados de la vía.
Y eso, sin contar con los atascos en los pasos de peatones cuando empiezan a cruzar escolares, padres y universitarios cuando caminan por la zona.
Lo más probable es que para que puedan circular sin problemas los vehículos sanitarios se limite el paso y estacionamiento de los coches de los particulares en la zona. Alguien tiene que hacer sitio para que pasen las ambulancias, o alguien tiene que dejar de pasar y aparcar por la zona.
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