[dropcap]E[/dropcap]ra una maravillosa aurora en la que uno de mis hijos —Pedro— y yo madrugamos para disfrutarla. El lugar era por los alrededores de Galapagar.
Resultó que no fue sólo eso, el sentir el suave frescor matutino, la alegría cantarina de los pájaros, que habían sobrevivido a una noche en la que el avieso felino –¿avieso? ¿Por qué avieso? ¡Más bien hambriento!– les había dejado vivir en las ramas del árbol.
De pronto, allá en las hojitas de un arbusto, tuvimos el privilegio de convivir el nacimiento de una mariposa, no sé si una Colias o una limonera. Alguno me dirá que antes de este hermoso acontecimiento el insecto había pasado por otras fases de su metamorfosis, pero permitidme que crea que su estado perfecto, el de la alada llena de colores, sea el de su verdadera vida ¿Ocurrirá lo mismo con el Hombre? ¿En qué estado de nuestra metamorfosis estamos?
¡Qué hermosura! ¡Poder ver como sus delicadas alas, que estaban como envolviendo un huevo, húmedas, se van estirando y secando, con unos movimientos que recuerdan nuestro desperezar!
¡Y uno no puede dejar de experimentar en sí mismo ese despertar a la vida, sin las preocupaciones de la subsistencia, que muy pronto nos llegaría! ¡Sentir esa voluptuosidad, ese calentarse al primer sol, como si le saludase, ese placer de estirar los músculos dormidos!
¡Ya puede volar! ¡Adiós, preciosa! ¡Qué la suerte te acompañe en tu efímera existencia! ¡Qué no te cace ningún coleccionista ni ningún científico! ¡Cuidado con los insecticidas o con los depredadores que te acecharán! ¡Qué generes muchos huevos!
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Aquel espectáculo me hizo recordar que en aquellos lejanos días de mi niñez muchos compañeros de colegio tenían y criaban en casa gusanos de seda, que estaban de moda como pasatiempo. Conocían los lugares donde había moreras y se preocupaban de coger las hojas para que comiesen sus animalitos. En mi ignorancia, no comprendía por qué no podían comer las de otros árboles, como los plátanos de sombra, tan abundantes en algunas calles. ¿Qué hacían luego mis amiguitos con los sedosos capullos? Los hervían y luego los llevaban no sé dónde y les daban no sé qué cosas. De algunos que dejaban sin hervir salían, a su debido tiempo, las mariposas que ponían sus diminutos huevecillos para empezar de nuevo el ciclo…
¡La seda! Fuente de riqueza china, con sus rutas caravaneras milenarias, sus ciudades comerciales en el desierto, sus leyendas subyugantes, como aquella –no se si cierta– de cómo llegó el guardado secreto de su origen gusanar a la Constantinopla de Justiniano y Teodora, en el bastón de bambú de unos monjes! Siempre pensé que eso no era posible, por ser la metamorfosis mucho más corta que el viaje.
¿Y qué decir de la industria sericícola valenciana, orgullo y riqueza del antiguo reino? ¿Y de la belleza de aquellos chalecos de seda, que se transmitían por herencia de generación en generación? Se asegura que no podían ser atravesados por un arma blanca….
Todo aquello, sus criaderos de gusanos, sus hilaturas, todo, fue barrido del amable entorno valenciano por el tiempo, por la competencia del hilo sucedáneo, primero del Sur de Francia, y luego de Sabadell, Tarrasa y Barcelona.
¿Que quedó de la seda valenciana? Perduró el recuerdo de épocas pasadas, plasmado en los maravillosos trajes regionales. ¿Fueron mejores aquellos tiempos? ¡No! ¡FUERON DIFERENTES!
10 comentarios en «Volvoreta»
Emiliano,
Parece, o al menos he creido percibir, que hay cierta «desconfianza» en tu comentario de hoy.
¿Por qué le dices a la mariposa que no te cace ningún científico? Yo creo que es mejor decirle: «…que tengas una vida muy larga y que cuando la vayas a perder te encuentres con un científico que te la alargue…» ¿No te parece? Luego ya hablaríamos la manera de hacer ese «alargamiento»…
Un abrazo
Querido casitocayo. Te equivocas. Un científico no quiere las mariposas ancianas porque tienen las alas muy estropeadas. Las prefieren muy jóvenes e incluso las crían para estudiarlas recién salidas del capullo.
Como siempre son comentarios interesantes.
Trato de reenviar unas notas para que las uñas a tu propuesta de San Antón, pero por ahora no se reenviar tales fotos y ….
De la industria de la seda creo que hubo plantaciones de morderás en Almería y como tantas cosas se fueron al traste. Fueron otros tiempos, diferentes, no mucho, los políticos siguen echando a perder muchas cosas, y creo que es una actividad noble pero una vez más la echan a perder.
En estos días que vivimos con preocupación, personalmente he hecho i profecía
solución: «El rey encargará a A. Rivera la formación de gobierno»
A mí me tranquiliza y por lo menos quiero compartirla con este grupo de lectores que nos aproximas.
Un saludo a todos.
Querido Marcelino. No te preocupes de lo de San Antón, porque es una idea que sólo ha tenido aceptación en ti y en otro amigo.
La sericicultura, desgraciadamente, pasó, por ser muy cara y la competencia de la fibra artificial fue ganadora por mucho. Es lo mismo que ocurrió con la famosa «maroma de Manila» que se empleaba en los buques. La maroma de fibra artificial que inventaron los alemanes, por necesidad, durante la Gran Guerra, acabo con aquel monopolio, antes tan nuestro.
Tu comentario me recuerda, supongo que también a muchos, lo efímero de la existencia, además de su fragilidad. Y siendo así, seguimos con el cloroformo a mano, no sea que tanta realidad acabe hasta con el raciocinio y nos lleve a la locura o al aislamiento.
Un fuerte abrazo y gracias por esta «columna del lunes» que nos hace bien
Lo efímero de la existencia en estos y otros pequeños animales ha sido objeto de disquisiciones filosóficas , yo creo que desde los tiempos del antiguo Egipto. También lo ha sido la belleza y la maldad reunidas. Algunas volvoretas son terribles depredadoras, pero… son tan frágiles, aparentemente. Tan hermosas…
El vuelo efímero de la mariposa,es un despliegue de belleza ,un reto a la vida, y un canto al amor..Nos enseñan a vivir cada día con ilusión,dejando como ellas en nuestro vuelo pequeños destellos…La vida es bella!.. Vuela ,vuela mariposa del amor,mis ojos te contemplan.
Gracias Emiliano,has hecho una llamada a las musas..Un abrazo.
¡Cuánto me alegro, querida Azucena, de haber despertado la belleza de la palabra con la copiada de la misma Naturaleza! Cuando escribí me salió de dentro, como siempre, pero no pensé que iba a calar tan hondo en tanta gente.
¡Gracias, Azucena¡. !Gracias por esa amistad tan profunda!
Querido Emiliano,
Qué gran debate has organizado a partir de una idea tan sencilla. la vida es bella dice Adela, la vida es breve (dice David), y por lo tanto más bella, no?. La belleza va con la maldad (salvo en la ciencia que a veces la abandona por agotamiento). Y en la respuesta al comentario de Marcelino, Emiliano, ahi has empezado un tema sobre el que tendrás que volver con más tiempo.
Gracias y aplausos
Bueno, pues veremos a ver que sale de todo esto.
Un abrazo